Gestión pasiva

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La gestión pasiva o inversión pasiva es el proceso de inversión a través del cual el gestor de un fondo de inversión tomará decisiones de inversión con el objetivo de obtener un comportamiento similar o igual al de un índice de referencia (benchmark).

Los inversores que confían en esta gestión consideran, que el mercado es eficiente y por tanto, no es posible obtener rentabilidades superiores al mercado. Por lo tanto lo más racional es intentar replicarlo o componer una cartera cuyo objetivo no sea adivinar qué empresas serán las más rentables.

Por el contrario, en la gestión activa, el gestor selecciona activos financieros basado en su propio criterio y análisis, con el objetivo de conseguir unas rentabilidades superiores a las del mercado o reducir riesgos.

Es lo opuesto a la gestión activa.

Usos de la gestión activa

La gestión pasiva también se utiliza para obtener exposición a un mercado o sector concreto para completar una cartera de fondos de gestión activa.

Los gestores de fondos de gestión pasiva obtienen una rentabilidad igual o muy similar a las de su benchmark (puede variar ligeramente debido a los costes de gestión u otras variables). ¿Cómo hacen los gestores para replicar a un índice de referencia?

Por ejemplo, supongamos un índice de referencia de renta variable americana como el Dow Jones. El Dow Jones está compuesto por 30 valores, los cuales tienen una ponderación determinada. Si el índice de referencia del fondo es este índice bursátil, comprará los 30 valores en las mismas proporciones que el índice. Solo cambiará las acciones en las que invierte o cantidad invertida si el índice cambia su composición.

Para replicar al índice, los gestores pasivos pueden por tanto invertir en los mismos títulos y en la misma proporción que el índice, consiguiendo su misma rentabilidad. Es lo que se conoce como réplica física. Pero también se puede hacer una réplica por muestreo (invirtiendo en los títulos más representativos), o realizando una réplica sintética, mediante el uso de derivados financieros. Como por ejemplo comprando un futuro sobre el S&P 500.

Este tipo de inversión nos permite llegar a aquellos sectores en los que debido a nuestro desconocimiento, no podríamos tomar buenas decisiones de inversión.

Imaginemos que en los próximos años las empresas de economías emergentes van a crecer considerablemente. Pero no contamos con los medios o el conocimiento suficiente para realizar un buen análisis de las empresas de la zona. Pues la gestión pasiva nos permitiría invertir en esa zona sin tener que hacer un análisis ni seguimiento exhaustivo. La gestión pasiva se utiliza tanto para renta variable como para renta fija.

Ventajas de la gestión pasiva

Estas son las principales ventajas de la gestión pasiva:

  • Bajas comisiones: El trabajo del gestor se basa solamente en replicar al mercado y no en intentar superarlo. Por lo que el esfuerzo y el análisis requerido es muy limitado. Suponiendo por tanto, unas comisiones de gestión más reducidas que en un tipo de gestión activa.
  • Diversificación: La gestión basada en replicar un índice o mercado nos proporciona la posibilidad de diversificar nuestra cartera de inversión. Esta diversificación puede ser tanto geográfica como sectorial, facilitando la reducción del riesgo del fondo de inversión.
  • Se obtiene la misma rentabilidad (o muy similar) que la media del mercado.
  • Es más sencillo realizar un seguimiento.
  • En general, no dependen de la habilidad del gestor.

Desventajas de la gestión pasiva

Estas son las principales desventajas de la gestión pasiva:

  • Posibilidad de resultados inesperados: El invertir en un fondo de gestión pasiva conlleva un riesgo en cuanto a que el comportamiento del mismo no sea el esperado. Es decir, el riesgo se basa en que vamos a tener las mismas rentabilidades que el mercado que repliquemos. Y en el caso de que el índice o mercado obtenga rentabilidades negativas, nuestro fondo también las tendrá.
  • Bajo nivel de seguimiento y capacidad de reacción: Si la tendencia del fondo no es la esperada, el gestor no va a realizar ninguna estrategia para cambiarla. El objetivo del gestor es solo replicar al mercado, ya sea con rentabilidades positivas o negativas.

La gestión pasiva en la práctica

El gestor no aporta ningún valor añadido al inversor dado que se busca replicar el índice y nada más o acercarse mucho a él. Sin embargo, se observa en la práctica como distintos fondos que replican al mismo índice o sector tienen comisiones distintas.

Por lo tanto, la elección del inversor no se puede detener en qué tipo de índice o sector quiere invertir. Se debe llevar a cabo un análisis de cómo hacerlo a un menor coste. Esto se debe a que el éxito de la gestión se deberá en gran parte a las comisiones soportadas. La finalidad, por tanto, sería seleccionar aquel fondo de gestión pasiva que tenga las comisiones más bajas y con un tipo de réplica que minimice los riesgos.

No debemos confundir gestión indexada con gestión pasiva. La gestión indexada es un tipo de gestión pasiva, pero no toda la pasiva es indexada.