Garantía personal

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La garantía personal es una forma de respaldar un préstamo tomando como aval la propia solvencia del deudor, así como la inclusión de un avalista o garante.

Es decir, una garantía personal es aquella donde el solicitante del crédito pone como garantía su generación regular de ingresos y su patrimonio. Es decir, se evalúan los fondos que tiene disponibles (y los que se espera que reciba a futuro).

Igualmente, parte de la garantía personal es la presentación de un avalista. Esta es una tercera persona que se compromete con cumplir con las obligaciones del deudor en caso de impago.

Características de la garantía personal

Entre las características de la garantía personas podemos destacar:

  • Puede servir para respaldar un crédito que se destinará a estudios, viajes, negocio u otro.
  • La entidad financiera evalúa la capacidad de pago del solicitante, requiriendo los últimos comprobantes del pago de su salario o de los ingresos que reciba por su negocio. Asimismo, se revisa su historial crediticio.
  • La entidad de crédito también evalúa al avalista, de igual forma que lo hace con el deudor.
  • No requiere de la presentación de un bien mueble o inmueble como respaldo. En dicho caso, estaríamos frente a una garantía real.
  • Al no contar con un bien tangible como garantía no suelen ser préstamos de muy alto monto (como los créditos hipotecarios) ni de muy largo plazo.

Ventajas y desventajas de la garantía personal

Entre las ventajas de la garantía personal destacan:

  • No requiere que el deudor posea bienes de alto valor, como un inmueble o joyas.
  • La evaluación de la entidad prestamista será objetiva y en base a documentos fiables que presente el solicitante.
  • La presentación de un avalista es una opción muy útil para quienes no poseen una alta capacidad de pago o sus ingresos inestables.

Sin embargo, este tipo de garantía también presenta desventajas:

  • El deudor debe tener documentos que acrediten sus ingresos (Lo mismo con el avalista). Es decir, pueden existir personas que reciban ingresos, pero si son informales, difícilmente accederán a financiamiento.
  • El prestamista no tiene como garantía un bien que pueda vender en caso de impago para recuperar el crédito otorgado. Es decir, si el deudor incumple, solo le queda exigir el pago de la deuda al avalista.
  • Depende de una evaluación minuciosa del cliente, que muchas veces puede ser imperfecta. Es decir, siempre existe algún riesgo, aunque sea mínimo, de que el deudor caiga en impago.