Experimento aleatorio

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Un experimento aleatorio es una prueba que consiste en repetir un fenómeno aleatorio con el objetivo de analizarlo y extraer conclusiones sobre su comportamiento.

De la propia definición de experimento aleatorio, así como de la definición de fenómeno aleatorio, deducimos que se trata del estudio de situaciones dominadas por las leyes del azar.

No siempre que tratemos de realizar un experimento aleatorio, vamos a poder experimentar de forma tangible. Por ejemplo, imaginemos que queremos estudiar el comportamiento de una moneda. La moneda es tangible, la podemos ver y tocar. Lanzarla y comprobar el resultado (cara o cruz) nos corresponde a nosotros. Ahora, supongamos el ejemplo del clima. No podemos mover las nubes o cambiar las temperaturas. Al menos de forma tangible.

En línea con lo anterior tendremos que ser conscientes de la importancia de los supuestos de partida de algunos experimentos. Para ello es recomendable el uso del método axiomático. Ver método axiomático.

Tipos de experimentos

El objetivo de este artículo es desarrollar el concepto de experimento aleatorio. Sin embargo, para entenderlo mejor, debemos entender qué tipos de experimentos existen. Es decir, responder a la pregunta: ¿Y si los resultados del experimento, bajo las mismas condiciones, son siempre los mismos? En ese caso ya no se trataría de un experimento aleatorio. En este sentido podemos distinguir dos tipos de experimentos:

  • Experimentos determinísticos: Son aquellos que se pueden predecir con exactitud.
  • Experimentos aleatorios: Se trata de aquellos experimentos cuyo resultado es incierto.

Cabe destacar que el hecho de que un experimento sea aleatorio no quiere decir que sea impredecible. De hecho, en algunos casos aparecen modelos de regularidad que nos permiten acertar un número considerable de veces con cierta probabilidad.

El párrafo anterior, refleja la importancia de diferenciar entre un experimento determinista y un experimento aleatorio. En el primer caso, no tiene sentido hablar de probabilidad. Si podemos predecir, en todos los casos, el resultado final la probabilidad de acierto es del 100% y de equivocarnos del 0%. Sin embargo, en los experimentos aleatorios (aunque existan patrones repetitivos que los caractericen) no podemos predecirlos con exactitud. Y, por tanto, tiene sentido hablar de probabilidad o posibilidad. Ver definición de probabilidad

¿Puede ser un experimento aleatorio en realidad determinista?

En algunas ocasiones, menos de las que nos gustaría, nos topamos con fenómenos deterministas. Por ejemplo, algunos asuntos de la física o la química. Por ilustrar alguno de ellos, sabemos sin ningún margen de error que si una persona ingiere 1 litro de mercurio morirá. De la misma forma si tiramos una piedra por la ventana, sabemos que en pocos segundos caerá al suelo. Incluso, podemos calcular el tiempo de forma muy aproximada.

En otros casos, el asunto no es tan claro. Por ejemplo, en el caso de la economía existen corrientes de pensamiento que indican que es determinista y otros que es aleatorio. O mejor aún, el caso de la bolsa de valores. Muchos operadores piensan que es determinista, mientras otros piensan que es totalmente aleatorio.

Lo que cabe indicar en este caso, es lo siguiente: el hecho de que no se pueda predecir algo (porque no somos capaces) no sirve para demostrar que es aleatorio. Es decir, la ausencia de prueba no constituye, necesariamente, la prueba de ausencia. En otras palabras, que yo no pueda verlo no quiere decir que no exista.

Por tanto, en hilo con lo anterior hay corrientes de pensamiento de los dos bandos. Yendo desde el pensamiento más extremo que afirma el determinismo, hasta el pensamiento opuesto que afirma la aleatoriedad. Entre ellos, existen posturas intermedias. Por ejemplo, podemos pensar que las cotizaciones bursátiles son deterministas, pero como no podemos demostrarlo las tratamos (sobre todo de forma estadística) como si fueran aleatorias.