Espiral inflacionaria

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La espiral inflacionaria o espiral inflacionista es un fenómeno económico que provoca una serie de concatenaciones de incrementos en los precios de los factores productivos que afectan a los índices de precios y a los salarios, generando una espiral de la que es muy difícil salir.

Su proceso sería parecido a este. Por un lado, se produce un fenómeno económico que provoca subidas en los precios de las materias primas.

Esto afecta a los precios de venta de dichos bienes, que aumentan. A su vez, los salarios también se incrementan al estar indexados con los precios a través de indicadores como el indice de precios al consumo (IPC). Estas subidas de sueldos provocan incrementos de costes y volvemos al principio. La figura muestra el proceso.

Características de la espiral inflacionaria

Las tensiones inflacionistas afectan a las expectativas futuras de precios. Por ejemplo, el banco central anuncia una serie de medidas y se prevé que se incrementen los precios.

Entonces los agentes económicos actúan en consecuencia. Al pensar que los precios subiran en el futuro, lo que hacen es consumir todo lo que pueden para evitar comprar después más caro. Al ser la renta disponible limitada, la capacidad de ahorro se ve mermada.

Esta espiral tiene un problema añadido, y es que no es fácil conseguir que pare. Las decisiones de política económica siempre acaban afectando a alguien. Si el Estado interviene en los salarios y no permite que estos se indexen, el trabajador pierde poder adquisitivo. Si interviene en el mercado, para evitar las proyecciones de la inflación en los precios, es el empresario el que acaba afectado por la medida. Por tanto, hay que meditar muy bien antes de tomar una decisión.

Todos los excesos son malos y en economía es diferente. Cierto nivel de inflación es, puede ser, consecuencia del crecimiento económico, por tanto, no es preocupante. El problema viene cuando esta se dispara y además, acaba afectando a otras variables que, a su vez, vuelven a provocar subidas de precios. Una espiral de la que es difícil salir y que, como en la falacia de la ventana rota, puede provocar esos problemas económicos que no se ven.