Escuela de Salamanca

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La Escuela de Salamanca fue una escuela de pensamiento económico en diversas áreas que tuvo lugar en el renacimiento del siglo XVI, a través de un grupo de teólogos y juristas concentrados principalmente en la Universidad de Salamanca.

Son muy conocidos por su pensamiento económico liberal y por sus estudios sobre los problemas económicos generados en España tras el descubrimiento de América. Como parte de los escolásticos son considerados los fundadores de la economía científica. Entre otras muchas cosas, pusieron las bases para la teoría cuantitativa del dinero.

La escuela de Salamanca tuvo como principales exponentes los siguientes:

Dicha Escuela fue la continuación de los planteamientos escolásticos de la Europa renacentista -en la que la Iglesia perdió gran parte de su influencia cultural- donde lo que primaba era incrementar la riqueza de los estados. No existe unanimidad entre los historiadores sobre si la agrupación de todos los pensadores escolásticos españoles bajo el amparo de la Escuela de Salamanca es correcta, si bien es cierto, fueron influenciados por esta escuela y sus pensadores, con lo que no es un calificativo erróneo.

Pensamiento económico de la Escuela de Salamanca

El primer concepto que se defendió en la Escuela de Salamanca fue el de la propiedad privada; el grupo de teólogos -siguiendo la trayectoria que ya marcó siglos atrás Tomás de Aquino- consideraba que la propiedad privada era muy necesaria para el desarrollo del comercio y, por tanto, poseía una función completamente legítima. Así pues, Domingo de Soto afirmaba que dicha propiedad privada era fundamental para promover la paz pero insuficiente para erradicar todos los males de la sociedad dada la capacidad pecadora e innata del hombre. Además de la propiedad privada, defendieron temas que siguen aún vigentes como la competencia, la libertad económica y la naturaleza dinámica de los mercados.

Por otro lado, el encuentro con el Nuevo Mundo fue el desencadenante de la inflación y carestía en España. Es decir, la llegada de abundantes cantidades de oro y plata provocó que el país se sumiera en graves condiciones de pobreza. En este sentido, fue Martín de Azpilcueta quien analizó -por primera vez en la historia- la cantidad de dinero que existe en una economía determinada en relación a su nivel de precios. El religioso expresó unos términos muy comunes para la economía actual pero en los que, en aquella fecha, todavía nadie había reparado: la abundancia de dinero genera inflación en los precios, hecho que repercute de manera muy negativa en la sociedad.

Influencia de la escuela de Salamanca

Con el paso del tiempo, la influencia de la Escuela de Salamanca se fue trasladando a Italia, Portugal y Países Bajos; sin embargo, sus miembros se fueron distanciando cada vez más al apoyar de manera fehaciente la prohibición del préstamo con intereses -una corriente que ya inició Tomás de Aquino- al estimar que era una práctica inmoral. Además, se negaron a aceptar los nuevos márgenes económicos impuestos por el mercantilismo -como la balanza comercial-, sus planteamientos fueron cayendo en completo desuso para terminar desapareciendo a comienzos del siglo XVII.

Siglos más tarde, aunque no exista conexión directa entre ellos, la Escuela Austríaca ha rescatado y resaltado sus principios liberalistas.

Muchos economistas han llegado a afirmar que los autores de la Escuela de Salamanca serían dignos merecedores del calificativo de fundadores de la economía científica.

Unos avanzados en economía

Azpilcueta y Tomás de Mercado fueron los precursores de la teoría cuantitativa del dinero, en la cual la masa monetaria multiplicada por la velocidad de circulación equivale al producto nacional multiplicado por el nivel de precios:

M * V= P * Y

Una ecuación angular en la economía moderna. Asimismo, el teólogo afirmó que, en circunstancias de igualdad, los bienes presentes siempre se valoran más que los bienes futuros. O, lo que es lo mismo, expuso por vez primera el concepto de la preferencia intemporal del dinero; una idea básica para la Escuela Austríaca del siglo XX siendo, por tanto, Azpilcueta uno de sus pioneros.

Otro de los grandes exponentes de la escuela de Salamanca fue Juan de Mariana, el cual tenía unos principios de libertad económica que siguen de plena actualidad. En aquel momento, el propio Felipe III destruyó la mayoría de sus libros por pensar que atacaban contra su figura. Fue calificado como agitador a favor de los pobres.