Ejercicio de una opción

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El ejercicio de una opción financiera es el acto por el cual el inversionista usa su derecho a transar un activo subyacente. Ello, por un precio fijado de antemano.

Se puede ejercer una opción de compra o de venta. En ambos casos, el propietario del derivado financiero tiene la facultad, más no la obligación, de concretar la operación. Su decisión dependerá del rendimiento estimado.

Si se esperan beneficios, la opción será ejercida y la transacción se llevará a cabo. Por el contrario, si se prevé un resultado negativo, el inversionista no hará uso de sus atribuciones.

Tomando en cuenta estos escenarios, el poseedor de una opción perderá, como máximo, la prima desembolsada. En cambio, sus posibles ganancias no tienen un tope.

Por su parte, quien vende el derivado hace una apuesta contraria a la del adquiriente, por lo que espera que la compra o venta no suceda, recibiendo de todas maneras un ingreso por la prima.

Eso sí, quien vende el derivado, es decir, quién recibe la prima que paga el adquiriente, puede llegar a tener pérdidas ilimitadas. Por el contrario, su beneficio es limitado. Lo máximo que ganará será la prima.

El ejercicio de una opción de compra

El ejercicio de una opción de compra se da cuando se cumplen las expectativas alcistas de su poseedor. Supongamos que el precio pactado para dentro de tres meses del activo subyacente, la acción de la empresa XY, es de US$ 90. La prima pagada fue de US$ 5.

Culminado el plazo del acuerdo, la cotización de la compañía subió hasta US$ 110. Entonces, el dueño del derivado financiero compra el título bursátil y lo vende al precio del mercado. Por tanto, sus ganancias son de US$ 15, ya que a los US$ 20 que ganamos, hay que restarle los US$ 5 de la prima.

110-90-5= US$ 15

Siguiendo el ejemplo anterior, supongamos, que en lugar de subir a US$ 110, cae a US$ 70. En ese caso, no ejerceremos la opción. De manera, que nuestra pérdida será de US$ 5.

A pesar de que el precio ha caído US$ 20 (de 90 a 70), como tenemos el derecho, mas no la obligación, no ejercitamos el derecho (no nos conviene).

El ejercicio de una opción de venta

Volvamos al ejemplo anterior, pero asumiendo que se trata de una opción de venta. Supongamos que el precio concertado fue de US$ 80 y se desembolsó también una prima de US$ 5. En casos como este, la operación se concretará si el activo subyacente cae.

Entonces, si la acción de la empresa XY baja luego de tres meses a US$ 65, al propietario del derivado le conviene vender el activo y luego comprarlo al precio del mercado. Así, la rentabilidad obtenida es de US$ 10.

80-65-5=US$ 10

En caso contrario, ocurriría como en el caso del ejercicio de una opción de compra. Si no nos conviene ejercerla, tan solo perderíamos la prima.

Por último, hemos de decir que es muy importante distinguir entre ejercitar una opción de venta y vender una opción. El que ejercita una opción de venta es un comprador (está apostando a que el activo caerá). Mientras, el vendedor de una opción es quién recibe la prima.