Economía del aprendizaje
La economía del aprendizaje es el fenómeno mediante el cual una persona, a través de la especialización y el aprendizaje, como su propio nombre indica, va mejorando en términos de eficiencia en una determinada actividad productiva.
La economía del aprendizaje, en microeconomía y al igual que ocurre con las economías de escala, es un fenómeno mediante el cual la persona que desempeña una actividad productiva, gracias a la especialización, la experiencia derivada y el aprendizaje, va adquiriendo un mayor conocimiento que le permite realizar dicha actividad productiva de una forma más eficiente y eficaz.
Como mencionamos, la economía del aprendizaje es un concepto muy similar al de economías de escala. En este sentido, hacen referencia a una mayor eficiencia en el proceso productivo. Sin embargo, a diferencia de las economías de escala, o las economías de alcance, la economía del aprendizaje no se relaciona con unos determinados niveles de producción. Es decir, la ganancia de eficiencia es más bien subjetiva que objetiva. Esto se debe a que no podemos medir las unidades de aprendizaje y, con base en estas, determinar la eficiencia generada y, por ende, el excedente producido gracias a dicha eficiencia.
En resumen, hablamos de un fenómeno que permite, gradualmente, incrementar la producción con el paso del tiempo. Esto, por una mayor eficiencia generada durante el proceso productivo gracias al aprendizaje y la experiencia que adquiere el empleado. De la misma forma, esta eficiencia hace que, al igual que en las economías de escala, los costes y los plazos se reduzcan.
Sin embargo, a diferencia de las economías de escala, la economía del aprendizaje no presenta unos resultados objetivos que podamos correlacionar con este fenómeno de aumento de eficiencias.
¿Cómo se fomenta la economía del aprendizaje?
Como hemos comentado, la economía del aprendizaje, como su propio nombre indica, se fomenta a través del aprendizaje y la experiencia adquirida por el empleado a lo largo de su vida laboral. Este, debido a que desarrolla una misma actividad productiva, va adquiriendo un conocimiento cada vez mayor, el cual le permite realizar sus tareas de forma más efectiva y eficiente.
De la misma forma, este tipo de fenómenos puede incentivarse a través de la empresa. Esto, con la inversión en I+D, la adquisición de maquinaria, la formación y el reciclaje de los empleados, entre otros. Así pues, si formamos a nuestros empleados en la tarea a desarrollar, hasta el punto en el adquieren nuevos métodos mediante los que desarrollan dicha tarea de forma más eficiente, estaremos incentivando esta economía del aprendizaje.
Como decíamos, conviene recordar que los resultados, a diferencia de lo que sucede en otros fenómenos, no pueden correlacionarse objetivamente con el aprendizaje. No obstante, existen mecanismos e indicadores. En este contexto, existen indicadores como la curva de aprendizaje o la curva de experiencia. Ambos permiten conocer el impacto de este aprendizaje en el proceso productivo, y, por tanto, los beneficios que se derivan.
¿Cómo medimos el aprendizaje?
El aprendizaje podemos medirlo a través de indicadores como la curva de aprendizaje.
Como sabemos, la economía del aprendizaje, a diferencia de las economías de escala, no permite un cálculo preciso en el que podamos obtener el coste de la última unidad producida por un incremento notable de la producción. Sin embargo, esta herramienta (la curva de aprendizaje) permite conocer cómo el número de horas que se necesitan para producir un determinado bien se va reduciendo, en tanto se va incrementando este aprendizaje.
Así pues, la curva de aprendizaje no es más que una curva que describe el grado de éxito que obtenemos en las actividades en función del aprendizaje adquirido a lo largo del tiempo. Es un diagrama que muestra en el eje horizontal el tiempo transcurrido, mientras que el eje vertical muestra el número de éxitos alcanzados. Lo habitual es que, en tanto va pasando el tiempo, el número de éxitos vaya creciendo paralelamente.
En las ciencias económicas, estas curvas de aprendizaje muestran que este fenómeno (economía del aprendizaje) es real. Y es que se observa que esta especialización, con el paso del tiempo, permite una mayor eficiencia, una reducción de costes, una mayor productividad, entre otros beneficios asociados. En estas curvas de aprendizaje se puede observar cómo, a medida que un trabajador va adquiriendo conocimiento, su tarea productiva la hace de forma más eficiente, así como eficaz. En suma, la eficiencia es lo que medimos en esta curva, basándonos en los mayores éxitos alcanzados a lo largo del tiempo y como consecuencia de esta experiencia.
Beneficios de la economía del aprendizaje
Gracias a la economía del aprendizaje, los trabajadores van realizando sus tareas de forma más efectiva y eficiente, por lo que se derivan beneficios que repercuten en la empresa y en sus resultados.
Así pues, entre los beneficios de fomentar este tipo de fenómenos conviene resaltar los siguientes:
- Mayor valor añadido en los productos.
- Reducción de costes.
- Aumento de la rentabilidad.
- Incremento de la productividad.
- Reducción de tiempos.
- Menor desgaste físico y mental del empleado.
- Empleados más motivados.
- Mayor equilibrio en el proceso productivo.
- Producción de bienes y servicios de mayor calidad.
Ejemplo de economía del aprendizaje
Para acabar, veamos un ejemplo del concepto en una empresa.
Imaginemos que Pedro trabaja para la compañía Apple ensamblando ratones de ordenador. Así pues, al principio, Pedro no sabía ensamblar ratones, por lo que recibe una formación que le permite hacer dicho ratón en un plazo de 3 horas la unidad.
Sin embargo, cuando Pedro lleva ya unos meses dentro de la empresa, este ha ensamblado ya más de 5.000 ratones. A su vez, Pedro ha visto a sus compañeros más longevos en la empresa cómo ensamblan esos mismos ratones, y uno de los compañeros más sabios ha enseñado a Pedro un truco que le permite reducir el tiempo de ensamblaje en 30 minutos.
De la misma forma, la empresa ofrece una nueva formación a Pedro que le enseña una nueva metodología de ensamblaje más acelerada, a la vez que invierte en la compra de una máquina de sellado que permite que el pegamento seque en 10 minutos, en lugar de 15.
Todo esto, ha hecho que, en una curva de aprendizaje, veamos como Pedro ha pasado de ensamblar un ratón en 3 horas, a hacerlo en un plazo de 1 hora. Este es el fenómeno que explicamos, pues la experiencia, el conocimiento, la inversión en I+D, así como otros factores que han influido, han permitido reducir los tiempos, los costes y, de la misma forma, incrementar la productividad gracias a ese aprendizaje