Base de efectivo
La base de efectivo es una práctica contable que registra un movimiento en efectivo en el momento exacto de recibir o entregar el dinero físicamente como contraprestación a un bien o servicio.
En el ámbito de la contabilidad, la base de efectivo se identifica como un método que plasma o reconoce la entrada de un determinado ingreso en efectivo en el mismo momento que se realiza la entrega de un bien o la realización de un servicio.
Del mismo modo, se tiene en cuenta el mismo criterio con la salida o pago en forma de efectivo. Esto ocurre en el pago instantáneo y en efectivo a proveedores, por ejemplo.
En ese sentido, en resumen, dentro de la labor de gestión contable, se trata de una metodología dirigida al reconocimiento de ingresos y gastos de una empresa u organización cuando se paga o cobra en efectivo.
La alternativa a la base de efectivo es el uso del principio de devengo. Mediante este último, se registra cualquier tipo de ingreso y no solamente el realizado por medio de dinero en efectivo.
Relevancia del método de base de efectivo
Esta práctica, muy extendida en el mundo contable, supone la capacidad de los agentes económicos (como los clientes) de liquidar obligaciones de cobro en el corto plazo.
Este modelo solamente registra entradas de pagos realizadas por medio de dinero en efectivo. Por esa razón, es más común en negocios como el comercio físico y en el sector servicios (hostelería, transportes, etc.)
Del mismo modo, es más corriente a la hora de referirnos a pagos de importes pequeños que generalmente son realizados con monedas o billetes.
¿Operar solo con efectivo?
Tradicionalmente, operar solo con efectivo ha ayudado a mayores niveles de solvencia para individuos y empresas. Esto, ya que no se asumen compromisos de pagos futuros ni situaciones probables de insolvencia.
Sin embargo, la otra cara de la moneda, es que funcionar con este criterio (de solo usar efectivo) también dificulta la acometida de grandes proyectos. Esto, al no emplear recursos de financiación habituales (préstamos) en casos de bienes inmuebles o maquinaria, entre otros muchos.
Teniendo en cuenta lo comentado en anteriores puntos, es necesario destacar que esta práctica (de aceptar solo efectivo) está progresivamente siendo sustituida. Así, ganan terreno alternativas más enfocadas en otros modelos de cobro.
La proliferación de nuevas herramientas de abono cercanas al pago telemático y las nuevas tecnologías, está traduciéndose en el menor empleo de dinero físico.