Banca cooperativa
La banca cooperativa es el segmento del sistema financiero que agrupa a cooperativas de ahorro y crédito, bancos cooperativos centrales y otras entidades similares.
La banca cooperativa recibe depósitos, extiende préstamos, brinda asesoría y ofrece otros servicios de intermediación financiera. Sin embargo, su modelo de negocio es diferente al de los bancos.
Dichas empresas buscan un mayor acercamiento y entendimiento del cliente que el de la banca comercial.
Características de la banca cooperativa
Entre las características de la banca cooperativa destacan:
- Arraigo: Hay una vinculación importante entre la entidad y el territorio de origen. Por ello, muchas cooperativas llevan en su nombre la localidad o región donde fueron fundadas.
- Conocimiento del mercado: Tienen muy estudiado los sectores a donde se dirigen. De esa forma, buscan diseñar productos que se adecúen a las necesidades del cliente. Por ejemplo, en el caso de los agricultores, se debe tomar en cuenta que en periodos donde no hay cosecha reciben menos ingresos y no tendrán tanta capacidad de enfrentar sus deudas.
- Involucramiento: El financista tiene interés en asesorar al usuario, por ejemplo, en la búsqueda de socios comerciales. Igualmente, puede patrocinar actividades culturales y sociales que sean importantes en la vida comunitaria del público objetivo.
Entidades de la banca cooperativa
Los tipos de entidades que forman parte de la banca cooperativa son principalmente dos:
- Cooperativas de ahorro y crédito: Son organizaciones que brindan servicios de intermediación financiera. A diferencia de los bancos, sus propietarios no son accionistas, sino socios. Esto quiere decir que el poder de decisión en la gestión no depende del nivel de participación. En cambio, cada miembro de la cooperativa tiene derecho a un voto, independientemente de cuánto haya aportado.
- Bancos cooperativos centrales: Son entidades conformadas por varias cooperativas que usualmente se vuelven sus accionistas. Es decir, comúnmente son sociedades anónimas. Su función es centralizar actividades con el objetivo de ahorrar costes. Nos referimos a la concentración, por ejemplo, de las transacciones en los mercados financieros internacionales. Entonces, en vez de que cada cooperativa realice dichas operaciones por separado, esto se hará en forma conjunta desde un banco cooperativo central.