Accionista mayoritario
Un accionista mayoritario es aquella figura, física o jurídica, que concentra un gran volumen de acciones de una sociedad y, por tanto, tiene capacidad de control en la misma. Frecuentemente, este ocupa un lugar predominante y directivo.
Dentro de los distintos repartos accionariales existentes, la figura del accionista mayoritario suele identificarse con poseedores de, al menos, la mitad de acciones de una sociedad mercantil.
A menudo es considerado que el poder y la influencia de un accionista en una determinada empresa es mayor, en tanto en cuanto aumenta su participación en el accionariado.
En ese sentido, los accionistas mayoritarios adquieren un peso importante a la hora de tomar decisiones y manejar la deriva económica y estratégica de sus empresas. Esto sucede al tener capacidad de control y acceso a juntas directivas y altos órganos de dirección de dichas compañías.
Cabe destacar que, en compañías multinacionales o de gran tamaño, es menos frecuente la existencia de esta modalidad accionarial. En estos casos, la propiedad de acciones está más atomizada, por lo que el poder se reparte de forma más democrática.
Características destacadas del accionista mayoritario
Existe una serie de rasgos destacables que caracterizan el perfil del accionista mayoritario.
Entre ellos destacan:
- Personalidad: Este tipo de accionistas puede adoptar la forma tanto de persona física como de persona jurídica. A menudo existen agrupaciones o sindicatos de accionistas que actúan de forma conjunta.
- Alta capacidad de decisión: Cuentan con gran control sobre las compañías, llegando a ocupar puestos de influencia y responsabilidad. Alternativamente, existen casos de accionistas mayoritarios que delegan dicha responsabilidad en profesionales externos o en la figura de un CEO o director general.
- Derecho a inventivos económicos: Lo anterior, se traduce al mismo tiempo en derecho a beneficio y recogida de mayor nivel de dividendos o ganancias del negocio.
- Identidad: En muchos casos, este tipo de accionistas poseen su volumen predominante de acciones por ser creadores o fundadores de la empresa.
El papel del accionista mayoritario, en el día a día empresarial y organizacional, está vigilado y regulado por los propios estatutos de cada sociedad.
Dicho marco de actuación, busca que la actuación de control y dirección de estas figuras no provoque detrimentos en los intereses de los accionistas minoritarios.
De este modo, se persigue evitar posibles casos de despotismo societario o la adopción de estrategias de negocio poco favorables para estos.