Definición de yelmo

Yelmo es un concepto que, según detalla el diccionario de la Real Academia Española (RAE), alude al sector de las armaduras que, en la antigüedad, protegía el rostro y la cabeza del usuario. El yelmo, en este sentido, estaba formado por diferentes componentes, como la celada y la visera.

En el lenguaje coloquial, suele vincularse el yelmo al casco. La necesidad de cubrir la cabeza en la batalla hizo que los antecesores del yelmo aparecieran hace miles de años. Con el tiempo, el dispositivo fue mutando su formato.

Algunos yelmos, por ejemplo, dejaban la nariz al descubierto. Otros, en cambio, cubrían la totalidad del rostro y de la cabeza. Es importante mencionar que los yelmos también buscan provocar temor en el adversario: por eso solían estar ornamentados con cabezas de animales o tener formas filosas.

El yelmo nasal se caracterizaba por contar con una extensión que protegía el centro del rostro, incluyendo la nariz. El gran yelmo o yelmo cubo, por su parte, fue muy popular durante las Cruzadas: solo presentaba pequeños orificios para la boca y los ojos.

A comienzos del siglo XV surgió el yelmo cerrado. Como su nombre lo indica, no contaba con aberturas, sino que disponía de una visera que podía subirse y bajarse. Este yelmo también contaba con un barbote para proteger las mandíbulas y el cuello.

Tanto en la ficción como en la mitología, el yelmo ha tenido bastante protagonismo a lo largo de varios siglos, como puede apreciarse en los siguientes ejemplos:

* Perseo, un semidiós griego, hijo de Zeus y Dánae, robó el yelmo de la invisibilidad a Hades, el dios del inframundo;

* Ulises tenía un yelmo muy particular, fabricado con cuero de oveja y ornamentado con dientes de jabalí;

* en el Quijote encontramos el yelmo de Mambrino, aunque en realidad es una bacía, un recipiente usado por los barberos mientras afeitaban a sus clientes, tanto para contener el jabón como para humedecer el vello facial. Este yelmo en particular es muy conocido popularmente, ya que la obra de Cervantes ha sido llevada al cine y al teatro muchas veces, y los carteles promocionales suelen mostrar a Don Quijote con este casco en la cabeza, aunque en la obra solamente tenga una aparición poco relevante y nunca sea usado como tal;

* Túrin, el protagonista de «Los hijos de Húrin«, una novela de J. R. R. Tolkien, recibe en la historia el yelmo de Hador;

* a comienzos del siglo XVI, surgió en Castilla un tipo de yelmo denominado morrión, el cual presenta una forma un tanto cónica y una cresta de aspecto filoso.

En la actualidad, los cascos de los que disponen las policías antimotines o antidisturbios se asemejan a los yelmos. Disponen de protección contra impactos y también cobertura nasal que minimiza la inhalación de gases.

Por otro lado, en un sentido simbólico, algunos creyentes del cristianismo hablan del yelmo de la salvación, para hacer referencia a una serie de herramientas que les permiten defenderse de los ataques de sus enemigos. Así como la base de la religión cristiana es la fe, el elemento clave para su destrucción es la duda, y ésta puede llegar de forma espontánea o como resultado de los comentarios del entorno.

Cuando alguien que no cree en Dios pone en duda la fe de un creyente, existen dos resultados extremos: que consiga convertirlo al ateísmo con sus poderosos argumentos; que el último refuerce su convicción en la existencia de Dios en dicho enfrentamiento. Según la teoría expuesta en el párrafo anterior, es gracias a ese yelmo que pueden defenderse y salir ilesos de este tipo de situaciones, para continuar en el camino de la fe.

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