Definición de vulcanología

Vulcānus es un vocablo latino que hace referencia a Vulcano, el dios del fuego de acuerdo a la mitología romana. De dicho término procede etimológicamente la palabra vulcanología, que permite aludir a la disciplina dedicada a estudiar el vulcanismo.

Fenómenos volcánicos

Se llama vulcanismo, en tanto, al conjunto de los fenómenos que se asocian a la actividad de los volcanes. Un volcán, por otro lado, es una abertura en una montaña o en la tierra por donde se expulsan llamas, humo y magma.

La vulcanología busca entender el origen y el funcionamiento de los volcanes


La vulcanología forma parta de la geología. Además de investigar los volcanes, las fumarolas y los géiseres, se dedica a indagar acerca de las erupciones y las sustancias que se despiden desde el interior del planeta.

Al experto en vulcanología se lo denomina vulcanólogo. Se trata de un geólogo con especialización en esta área que, como parte de su trabajo, suele visitar volcanes y recolectar muestras de lava, piedras y cenizas para su análisis.

La vulcanología, en definitiva, apunta a entender cómo surgieron y cómo funcionan los volcanes. Gracias a sus aportes se puede estimar el riesgo para las personas que habitan en las inmediaciones de estas estructuras naturales.

Historia de la vulcanología

Los orígenes de la vulcanología son remotos y están vinculados a la superstición. Con el tiempo empezaron a producirse los primeros conocimientos realmente científicos sobre su objeto de estudio, que intentaron acercarse a las creencias previas. Ya en una tercera etapa, que se pone en marcha en el siglo XVIII, la vulcanología se vuelca plenamente al conocimiento científico.

Como gran parte de las ciencias naturales, en el caso de la vulcanología se aprecia nuestro deseo como especie de entender y controlar la naturaleza. Claro que aquí se suma la necesidad de protegernos de los efectos destructivos de los volcanes. Como se menciona en el párrafo anterior, comenzó por una etapa de superstición, en la cual los mitos y las creencias de carácter religioso fueron más importantes que el saber científico, y esto también es común a otros campos.

Los primeros registros de la vulcanología propiamente dicha, se remontan al séptimo milenio a. C., de acuerdo con una pintura mural hallada en Turquía, donde se aprecia una erupción sobre una ciudad. Las civilizaciones más antiguas, en particular los griegos y los romanos, asociaron las erupciones volcánicas con fenómeno divinos, con mensajes que los dioses les enviaban por medio de la naturaleza. En el caso del cristianismo, por otra parte, se creía que las erupciones simbolizaban la ira de Dios o la obra del Demonio.

La explicación que Grecia y Roma daban a la actividad volcánica estaba ligada a la religión. Los griegos, por ejemplo, creían que el dios del fuego, Hefesto, se encontraba sentado al fondo del volcán Etna, y que allí fabricaba las armas para Zeus. Virgilio, un importante poeta del Imperio romano, interpretó que la diosa Atenea había encerrado al gigante Encélado bajo dicho volcán para castigarlo por haberse rebelado contra los dioses, que el murmurar de la montaña era producto de sus gritos de tormento, que el fuego era su aliento y los temblores los producían sus movimientos bruscos en un intento de liberarse.

Una erupción volcánica es tan fascinante como potencialmente destructiva

Objetivos

Uno de los grandes objetivos de la vulcanología es predecir las erupciones. Aunque hoy en día no es posible anticiparlas, el monitoreo que realizan los vulcanólogos resulta útil para medir la actividad volcánica.

Para ello, los especialistas estudian los volcanes intentando entender su origen y su funcionamiento. Gracias a las herramientas que la vulcanología recibe por parte de la metrología, la ciencia dedicada a la medición de magnitudes normalizadas por trazabilidad, puede llevar a cabo un censo para elaborar una clasificación.

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