Definición de vocativo
Para poder comenzar a establecer el significado del término vocativo, lo primero que vamos a hacer es determinar el origen etimológico del mismo. En este caso, tenemos que decir que procede del latín, en concreto, emana de “vocativus” que puede traducirse como “relativo a llamar”.
La noción se emplea en el campo de la gramática para referirse al caso utilizado para la invocación o la identificación de un individuo.
Cabe recordar que los casos gramaticales asignan una marca morfosintáctica a un cierto elemento del discurso, de acuerdo a su función en el predicado verbal. El caso vocativo permite denominar a la persona de modo directo o llamar su atención.
Tomemos el caso de la expresión “Limpia tu cuarto, Andrés”. En esta oración, “Andrés” es el vocativo que especifica a quién se dirige el emisor del mensaje. Dicho de otro modo, con este vocativo queda en manifiesto que “Andrés” es el receptor de la orden pronunciada.
El vocativo también puede ser una interjección que permite enfatizar el mensaje o iniciar la comunicación. Eso es lo que ocurre con “che”, un término que suele emplearse en países sudamericanos. Por ejemplo: “Che, Ricardo, tenés que entregar el informe antes de las cuatro”. En este caso, “che” y “Ricardo” funcionan como vocativos. Como se puede advertir, incluso sería posible prescindir de “Ricardo”, aunque la especificación del receptor quedaría eliminada: “Che, tenés que entregar el informe antes de las cuatro”.
Además de lo expuesto, merece la pena conocer otras curiosidades acerca del vocativo, entre las que podemos destacar las siguientes:
-En el romaní, que es la lengua empleaba por los gitanos, existe una palabra que viene a indicar el vocativo. Nos estamos refiriendo a “chabuk”, que significa “muchacho”.
-En el valenciano, por otra parte, esa función de indicar el vocativo se desarrolla a través de la palabra “che”.
-En el árabe, esa misma tarea, la de venir a dejar patente el vocativo, se realiza mediante el término “ya”.
-En el castellano antiguo, por ejemplo, concretamente durante la Edad Media se recurría en este sentido a emplear la palabra “hya”.
En la antigüedad, ciertas interjecciones que actuaban como vocativos permitían dar comienzo a una charla o abrir la posibilidad de un diálogo. Si una persona ingresaba a una casa sin saber si había alguien en el interior de la propiedad, podía exclamar: “¡Ah de la casa!”.
Es importante tener en cuenta que los vocativos aparecen en otras lenguas más allá del castellano, aunque con características particulares en cada caso.
Es importante subrayar que en el latín cobra especial importancia el vocativo. ¿Por qué? Básicamente porque así se da en llamar a uno de sus casos de declinaciones. En concreto, en este idioma existen varios modelos de declinaciones y no son otros que los siguientes:
-Caso nominativo, que se encarga de marcar lo que es el sujeto.
-Caso acusativo, que viene a determinar el objeto.
-Caso dativo, que indica el complemento indirecto de un sustantivo.
-Caso locativo, que expresa el lugar.
-Caso vocativo, marca el ser al que uno se dirige.
-Caso genitivo, que determina el complemento del nombre de un sustantivo.
-Caso ablativo, que viene a indicar lo que son los complementos circunstanciales.