Definición de vástago
Vástago es la rama tierna que nace de la flora. El término también se utiliza para nombrar a la unidad formada por las hojas y el tallo.
Se trata de una ramificación llamada hifa aérea, alta y delgada que muchas veces crece encima del tallo, pero en algunos casos también extiende sus raíces por debajo del sustrato. Dicho en pocas palabras es un tallo que nace en el tronco del árbol y es capaz de engendrar una nueva vida independiente del mismo.
La noción de vástago también se utiliza para nombrar al ser humano que desciende de otro. Este uso del concepto está vinculado, por supuesto, al crecimiento de los vástagos que brotan de las plantas. De este modo, los hijos de una persona son sus vástagos, aunque dicha denominación no se utilice con frecuencia. Se trata de una palabra arcaica y formal, más adecuada para una obra de teatro o un libro que para una conversación cotidiana. Por ejemplo: “Mis vástagos me han traicionado y se marcharon con mi peor enemigo”, “Quiero dejar una buena herencia a mis vástagos”, “No soporto a tus vástagos, siempre están haciendo ruido y desordenando la casa”, “Somos una familia respetada: tus vástagos deberán entenderlo y actuar en consecuencia”.
El término se usa además para nombrar al objeto que, gracias a su forma, sirve como sostén y apoyo de diversas piezas, y a la barra que se amarra a una de las caras del émbolo para permitir la movilidad de un mecanismo.
Existen técnicas para favorecer el desarrollo de vástagos en ciertas especies de árboles. Un método habitual consiste en cortar el tronco de un árbol joven a una altura muy baja, incluso a ras de la tierra. En los años venideros, aparecerán numerosos vástagos y el ciclo podrá volver a realizarse hasta incrementar la superficie boscosa. La duración del ciclo dependerá de la especie y del tipo de corte.
Puede ser un recurso sumamente inteligente para conseguir reforestar bosques enteros a partir de una misma planta pues podrían obtenerse una cantidad considerable de brotes, sin necesitar de procesos químicos de germinación y teniendo muchas más probabilidades de obtener el éxito en dicha labor. En muchos países del mundo, se aprovecha este mecanismo natural para combatir la tala indiscriminada de árboles, reforestar extensos terrenos después de que hayan sido devastados por los incendios, inundaciones u otras catástrofes naturales, o incluso que hayan sido arrasados por el ser humano para comercializar la madera.
La escritora argentina Silvina Ocampo escribió un relato que se llama «El vástago» y hace referencia a la acepción de la palabra que tiene que ver con la descendencia. En esta obra se presentan como ejes centrales las situaciones extremas y la evocación de mundos disparatados desde el núcleo familiar. Explora la posibilidad de que personas muertas se apoderen del cuerpo de otras vivas, transmigrando su propia alma a la de estos individuos; provocando en ellos un cambio rotundo de personalidad y llevándolos a realizar acciones que normalmente no harían.
Además, la autora intenta llegar más lejos, al plantear la duda de si es posible heredar más allá de lo estrictamente genético; es decir si podemos recibir una herencia de tipo psíquico cuya finalidad sea continuar con lo que otros han comenzado; herencia de la cual no podría escaparse.
Cabe aclarar por último que si bien este término muchas veces se confunde con el de bastardo, existe una gran diferencia entre ambos. Mientras éste, como ya lo hemos dicho, hace referencia a cualquier hijo natural que tenga un individuo; el segundo es un concepto que está relacionado con hijos nacidos de relaciones extramatrimoniales o que no están aceptadas socialmente. Por ejemplo, Enrique FitzRoy fue hijo bastardo de Enrique VIII, nacido de su relación con Isabel Blount.