Definición de valores religiosos
Los valores son cualidades que permiten realizar una estimación de un sujeto o de un objeto, ya sea negativa o positiva. Religioso, por su parte, es aquello vinculado a la religión (el vínculo de fe que establecen los seres humanos con las divinidades y que puede incluir dogmas, rituales y otras cuestiones).
Los valores religiosos, por lo tanto, son los principios que adopta una persona de acuerdo a lo establecido por la religión que profesa. Estos valores no dependen de una interpretación que hace el sujeto de la ética, sino que son impuestos por un libro o una autoridad.
Muchas veces los valores religiosos coinciden con los valores morales o los valores éticos que pertenecen al terreno laico. La solidaridad y el respeto, por ejemplo, son valores humanos que pueden considerarse como valores religiosos cuando un individuo los adopta a partir de un libro sagrado o del consejo de un líder de su creencia, pero también son valores universales que se instauran a partir de la educación o de la experiencia.
Además del expuesto como ejemplo, tenemos que decir que son otros muchos los valores religiosos que adquieren relevancia y que deben ser tenidos presentes por las personas que profesan una fe u otra. Nos estamos refiriendo a algunos como estos:
-El amor, especialmente al prójimo.
-La caridad, que viene a determinar la importancia que tiene el ayudar a quienes más lo necesitan y el compartir con ellos.
-La misericordia, que se refiere a la capacidad que debe tener la persona para poder entender, comprender y perdonar a los demás en los pecados que han podido cometer en algún momento.
-El respeto a la religión. Es decir, a “acatar” las obligaciones y preceptos que establezca.
Los religiosos que se encargan de dar a conocer al pueblo estos “dogmas” y valores de su fe vienen a establecer, además, que para que una persona pueda alcanzarlos se hace necesario que esté libre de maldad y de envidia. Pero no sólo eso, también establecen que quienes quieran tener dichos valores deberán no ser egoístas, tener un corazón puro y limpio o mantener en todo momento la necesidad de respetar a Dios y a los demás.
Y es que creen que, de esa manera, seguirán los preceptos establecidos y así podrán conseguir estar más cerca del Todopoderoso. En concreto, se determina que esa proximidad la lograrán también apostando por otros valores como la tolerancia, la honestidad, la beneficiencia, el respeto a los demás, la dignidad y, por supuesto, cumplir con los deberes que tiene establecidos.
Otros valores religiosos, en cambio, pierden importancia en otros terrenos. La obediencia, que en la religión puede dirigirse a un dogma, un texto o las indicaciones de una autoridad (como un sacerdote, un rabino o un imán), en la vida cotidiana de muchas personas puede quedar en un segundo plano. Incluso, no obedecer y rebelarse ante ciertas circunstancias se considera como algo positivo.
Cuando un individuo viola o vulnera los valores religiosos de una comunidad, puede considerarse que cometió una blasfemia.