Definición de trotamundos
Aunque puede resultar extraño, el término trotamundo (en singular) no es aceptado por el diccionario de la Real Academia Española (RAE). Sí se acepta, en cambio, su forma en plural: trotamundos. Un trotamundos, por lo tanto, es un ser humano que realiza viajes con mucha frecuencia y que, en su recorrido, visita diferentes países.
Por ejemplo: “Toda mi vida fui un trotamundos: crecí en Uruguay, estudié en Chile, trabajé en Argentina y ahora vivo en Paraguay”, “El equipo contrató como refuerzo a un verdadero trotamundos que jugó en ocho países”, “Santiago está cansado de ser un trotamundos y quiere establecerse definitivamente en un lugar”.
Por lo general, la noción de trotamundos se asocia a la aventura y al conocimiento de nuevos lugares. Un trotamundos, al recorrer distintas regiones, puede conocer gente, empaparse de diversas culturas y aprender varios idiomas. En un punto, sin embargo, convertirse en trotamundos puede volverse algo negativo: el trotamundos no logra afincarse en ningún sitio y la falta de un grupo social estable puede ser pesado para ciertas personas.
Como es de esperarse, no todos los trotamundos descubren su pasión por viajar del mismo modo ni a la misma edad: algunas personas, dada su crianza, sienten desde pequeñas el deseo de cruzar sus fronteras y descubrir nuevos horizontes; otras, en cambio, llegan a cierta edad creyendo que no necesitan pisar otro suelo, pero una serie de circunstancias inesperadas las llevan a encontrarse con esa sed de cambio que no habían conocido hasta entonces.
Continuando con dicho punto de vista, cabe mencionar que el tipo de crianza puede influir directamente en el gusto por viajar. El patriotismo llevado al extremo, por ejemplo, tiende a rechazar ideologías y productos provenientes del extranjero, a tomar lo nacional como la única opción válida y necesaria; los niños que crecen en entornos con estas características no pueden mirar hacia afuera y muchos deciden conservar esta manera de pensar incluso cuando consiguen su independencia. Es entendible que de familias con ideas de esta clase no surjan muchos trotamundos.
Por otro lado se encuentran los padres que incentivan a sus hijos a aprender idiomas extranjeros y a apreciar el arte y las culturas de otros países. La literatura es una fuente de riqueza incomparable y puede abrirnos al mundo sin necesidad de movernos de nuestro hogar, por lo cual la lectura sin censura es un ingrediente ideal para fomentar el gusto por viajar. Cuando la crianza de una persona no establece barreras entre ella y el conocimiento, aumentan las probabilidades de que desee volar y conocer otros países, otras razas, otros sonidos.
En Internet existen diversas guías para los trotamundos, que contienen información muy útil para quienes llegan a un país que no conocían y necesitan encontrar un sitio donde dormir y un trabajo. Sin embargo, no todos buscan una experiencia similar: algunos desean establecerse durante un tiempo y organizar su vida de la forma más parecida a un residente, mientras que otros priorizan su libertad y no tienen inconveniente en dormir a la intemperie y contar con un presupuesto reducido.
Por otra parte, los Trotamundos de Harlem, o Harlem Globetrotters en su lengua original, es un famoso equipo de básquetbol (baloncesto) que recorre el mundo con un espectáculo que combina deporte y comedia. A diferencia de la mayoría de los equipos convencionales, los Trotamundos no forman parte de una liga ni participan de torneos, sino que realizan giras y exhibiciones.
La fama de este equipo es tan grande que incluso se ha desarrollado una serie animada en su honor. El programa, creado por Hanna-Barbera, presentaba a los jugadores como superhéroes con poderes especiales.