Definición de tridimensional
El adjetivo tridimensional se utiliza para calificar a aquello que tiene tres dimensiones. Para comprender a qué se refiere la noción, por lo tanto, es necesario entender el concepto de dimensión.
En el contexto de la física y de la geometría, la idea de dimensión alude a la cantidad más pequeña de coordenadas que se necesitan para ubicar un punto. Una recta, en este sentido, es unidimensional: alcanza con una coordenada para localizar cualquier punto de la misma. Los planos, en cambio, disponen de dos dimensiones ya que es imprescindible conocer la longitud y la latitud para la ubicación de un punto.
En un objeto tridimensional, se requieren tres coordenadas para ubicar un punto en su interior.
Características de un objeto tridimensional
Siguiendo con el mismo razonamiento, los objetos tridimensionales exigen el conocimiento de tres coordenadas para hallar un punto en su interior. Suele decirse que el espacio que nos rodea es tridimensional, aunque existen más dimensiones (hay quienes incluyen el tiempo como una dimensión más, por ejemplo).
A grandes rasgos, puede señalarse que en un espacio tridimensional se encuentran presentes la altura (o la profundidad), el largo y el ancho. Conociendo estas tres coordenadas, es posible ubicar un punto en el espacio.
El efecto tridimensional en el cine se logra a partir de una simulación.
Un fenómeno producido por simulación
Actualmente la tridimensionalidad suele aparecer como un efecto o un fenómeno que producen objetos bidimensionales, como la pantalla de un televisor. En estos casos, lo tridimensional es una simulación que se logra a partir de la proyección de ciertos datos. Una persona que utiliza las gafas correspondientes en una sala de cine y observa la proyección de una película 3D puede “sentir” que la acción se desarrolla en un espacio tridimensional y no en una pantalla, ya que las imágenes parecen proyectarse en tres dimensiones.
Este tipo de efecto tridimensional suele denominarse estereoscópico, ya que se consigue por medio de la proyección de dos imágenes simultáneas, una para cada ojo, cada una desde una perspectiva ligeramente diferente. En otras palabras, aunque para muchos el 3D no sea más que una moda de los cineastas y los desarrolladores de videojuegos, consigue volver menos abstracto el contenido en pantalla, ya que lo representa de una forma mucho más cercana a lo que nuestros ojos perciben en la realidad.
Dificultades para percibir el efecto tridimensional
Claro que no todos pueden disfrutar del contenido tridimensional: por un lado se encuentran las personas que han perdido un ojo o que tienen ciertos problemas de salud que les impide percibir de forma correcta la profundidad; por otro, este efecto causa dolores de cabeza a algunos, especialmente luego de exposiciones de varias horas. Dichos inconvenientes vuelven difícil la masificación del 3D como forma básica de proyección de contenido audiovisual, pero esto no impide que cobre cada vez más fuerza en el mercado.
Dado el nuevo despertar del 3D estereoscópico (no olvidemos que sus orígenes datan de más de un siglo atrás, cuando en 1833 un físico británico llamado Charles Wheatstone creó el «Mirrorscope» para visualizar imágenes en tres dimensiones), el público comenzó a tener dificultades para comprender el significado del término «tridimensional», ya que hasta entonces se limitaba casi exclusivamente al entorno de los gráficos generados por ordenador, tales como los usados para las películas de Pixar.
Las tres dimensiones en los videojuegos
En el campo de los videojuegos, las tres dimensiones se convirtieron en la norma a mediados de los años 90, en gran parte gracias al éxito de consolas como la Nintendo 64, la Playstation y la Dreamcast. Sin embargo, las experiencias de un juego tridimensional son muy diferentes a las que puede ofrecer uno bidimensional; por eso, luego de «la fiebre del 3D» volvieron a aparecer juegos en dos dimensiones, y en la actualidad existe una mayor variedad en el mercado.
Como dato curioso, hoy en día es normal usar gráficos tridimensionales para crear contenido bidimensional, ya que basta con utilizar una proyección ortogonal para anular la perspectiva (si la cámara no percibe la deformación de los objetos a lo largo del eje Z, entonces desaparece la sensación de profundidad, aunque estemos visualizando un modelo tridimensional).