Definición de trastorno bipolar
En el latín es donde encontramos el origen etimológico del término trastorno bipolar que ahora nos ocupa. Así, su primera palabra, trastorno, es fruto de la suma del prefijo trans– que es sinónimo de “al otro lado” y del verbo tornare que equivale a “girar”.
Por otra parte, el segundo vocablo de este término, bipolar, está conformado por el vocablo latino bis que significa “dos” y por el griego polos que puede traducirse como “eje”.
El trastorno bipolar o trastorno afectivo bipolar es una psicosis maníaco-depresiva que se caracteriza por la alternancia de períodos de euforia y excitabilidad (manía) y períodos de depresión. El paso entre un estado y otro puede ser abrupto.
Como TAB también se conoce a este mencionado trastorno mental que se considera que aparece en una persona básicamente por dos razones. Por un lado, estaría el factor exógeno, que puede ser el conjunto de sentimientos de estrés o ansiedad, y por otro lado, nos encontraríamos con elementos de hereditario. Así, se ha determinado que más de los dos tercios de individuos que sufren esta patología cuentan en sus antecedentes familiares con alguna persona que también ha sufrido la misma.
Los especialistas afirman que el trastorno bipolar tiene su origen en un desequilibrio químico de los neurotransmisores, un tipo de biomoléculas que se encuentran en el cerebro. Por eso, los afectados por el trastorno son tratados con fármacos, además de la psicoterapia.
La rapidez con que cambia el estado de ánimo del sujeto varía de acuerdo a la intensidad del trastorno. Se habla de ciclos lentos, ciclos rápidos y ciclos ultrarrápidos, donde un individuo puede pasar de la depresión a la euforia incluso en el mismo día. La forma más leve de trastorno bipolar es conocida como ciclotimia.
La fase maníaca (de euforia) se caracteriza por la hiperactividad, incremento de la energía, autoestima elevada, falta de autocontrol, comportamientos precipitados y una tendencia a la distracción.
La fase depresiva, en cambio, presenta un sentimiento de desesperanza y falta de valor, apatía, trastornos del sueño y de la alimentación, aislamiento, desgano, baja autoestima y tristeza permanente.
Además de todo lo expuesto podemos determinar que el trastorno bipolar se clasifica en tres tipos diferentes:
Trastorno bipolar I. Es aquel que se da en personas que no sólo han sufrido un episodio depresivo sino también otro de clase maníaca.
Trastorno bipolar II. Este se caracteriza porque es mucho más difícil de diagnosticar y porque quien lo sufre experimenta tanto episodios de depresión mayor que el anterior pero también situaciones de tipo hipomaníaco.
Ciclotimia. Bajo estado de ánimo, un importante número de episodios depresivos y también momentos de hipomanía son los que identifican a este tipo de trastorno bipolar.
Cabe destacar que el trastorno bipolar puede derivar en adicciones como el alcoholismo y la drogadicción. En los casos más extremos, el sujeto puede llegar al suicidio, por lo que los especialistas advierten que se trata de un trastorno de alto riesgo que exige un cuidado adecuado. Ante los mencionados síntomas, es recomendable la consulta a un psicólogo o psiquiatra.