Definición de suscripción

Suscripción es el acto y el resultado de suscribirse o de suscribir. Este verbo, por su parte, puede emplearse para nombrar a la decisión de una persona de registrarse o abonarse a algún tipo de servicio.

Por ejemplo: “Quisiera cancelar mi suscripción a la revista”, “Mi padre me dijo que, si apruebo el examen, me regalará una suscripción a Netflix”, “Con su suscripción, ayudará a que nuestra organización pueda alimentar a miles de niños”.

Puede entenderse la suscripción como un modelo de negocio que consiste en la distribución o entrega de ciertos productos de forma periódica, a cambio del pago de un abono mensual o anual. La suscripción, de este modo, es una especie de venta que se repite periódicamente.

Supongamos que una revista que se edita de manera mensual ofrece a los lectores la posibilidad de suscribirse: con un pago anual, la persona recibe todos los meses la revista en su domicilio. La suscripción, en este caso, consiste en que el lector pague un determinado monto al año para que cada nuevo número de la revista llegue a su casa.

En la actualidad, el modelo de suscripción es empleado con frecuencia por sitios web y servicios en Internet. Una compañía puede ofrecer suscripciones para quienes desean ver películas y series a través de la Web. Los clientes deben pagar una suma mensual para tener la posibilidad de acceder a los contenidos mediante una clave. Quien está suscrito al servicio, por lo tanto, cuenta con el derecho de acceso a las películas y series que ofrece esta empresa.

Cabe destacar que las suscripciones también pueden ser gratuitas: ese es el caso de los sitios web que brindan información sin cargo a quienes se suscriben ingresando su dirección de correo electrónico en una base de datos.

La suscripción tiene varios propósitos, y en general apunta a mucho más que asegurar un ingreso monetario durante un período de tiempo: a través de este sistema se crea un vínculo más estrecho entre el consumidor y la empresa, un compromiso mayor, y esto abre las puertas a una relación más duradera. Del mismo modo, a la mayoría de las personas les gusta sentirse parte de un grupo, y la suscripción a un sitio web les da esa posibilidad, aunque más no sea de forma simbólica.

Muchas veces, la suscripción no da lugar a beneficios reales para el consumidor, más allá de una mayor comodidad en el uso de un servicio. Por ejemplo, suscribirse a un canal de YouTube no nos ofrece contenido exclusivo, ni descuentos para acceder a los vídeos pagos, pero nos mantiene al día de las publicaciones de nuestro interés. En realidad, esto no se refleja en una ventaja tangible para el usuario, ya que probablemente visita activamente sus canales favoritos para ver si hay novedades; para los creadores de contenido y para YouTube, por otro lado, es una herramienta que les permite mantenerse presentes en la vida de sus seguidores y asegurarse de que no pasen mucho tiempo sin usar sus servicios.

Uno de los problemas más comunes relacionados con las suscripciones es que no siempre es fácil darse de baja, y eso repercute en que muchos usuarios se vean «forzados» a recibir mensajes de correo electrónico no deseados. Si bien las compañías respetables no esconden la opción para dejar de recibir dichos mensajes, lo normal es que la ubiquen en partes estratégicas de sus sitios, para que sólo los más observadores y perseverantes consigan utilizarla.

También existen sitios que no explican claramente a sus lectores que tras ingresar sus direcciones de correo electrónico quedarán suscritos automáticamente; esto, a su vez, puede derivar en la situación expuesta en el párrafo anterior.

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