Definición de sugestión

El vocablo latino suggestĭo derivó en el término sugestión: el acto de sugerir. Este verbo, por su parte, se vincula a plantear, insinuar, proponer o recomendar algo.

Sugestión, de todos modos, suele hacer referencia al proceso y el resultado de sugestionar (la acción de generar fascinación, encanto o convencimiento a través de dichos o acciones). En este sentido, el concepto menciona el pensamiento, la imagen o el símbolo que es sugerido de alguna forma.

Muchas veces se asocia la sugestión al dominio que un individuo ejerce sobre la voluntad de otro sujeto, haciendo que éste actúe condicionado por el pensamiento o la influencia del primero. Tomemos el caso de un niño que, en una noche de tormenta, escucha las historias de terror que le narra su hermano mayor. Horas más tarde, cuando el pequeño se encuentra solo en su dormitorio, escucha un trueno y comienza gritar, convencido de que se trata de un monstruo que se acerca a la casa. En este caso, la reacción del niño obedece a la sugestión que experimenta por culpa de los relatos de su hermano.

Como puede apreciarse en el ejemplo anterior, un elemento fundamental para que funcione la sugestión es la confianza en el otro. No es raro que los niños tomen a sus mayores como puntos de referencia, como modelos a seguir, y por eso suelen confiar ciegamente en sus palabras, algo que muchas veces les trae consecuencias negativas.

Si un individuo es consciente de que alguien confía mucho en él, puede usar esto con fines altruistas (intentando aconsejarlo y protegerlos de situaciones peligrosas o poco favorables, sabiendo que sus palabras tendrán un peso considerable) o bien aprovecharse de ello y persiguiendo el control sobre la otra persona.

La sugestión no siempre se consigue de un segundo a otro, sino que en algunos casos es el resultado de un esfuerzo prolongado, de un trabajo meticuloso de persuasión, como si se tratara de construir una casa colocando cada ladrillo con extremo cuidado, para con la esperanza de que algún día se convierta en una estructura imposible de derribar.

Cuando la sugestión alcanza niveles muy profundos, quien la sufre puede llegar a perder el control de su vida y quedar en manos de quien lo ha influenciado, dejando de lado sus propios intereses y actuando solamente para satisfacer los ajenos.

En resumen, puede asociarse la sugestión a un proceso que tiene lugar en el plano psicológico y que se vincula a la manipulación. Muchas veces se indica que la hipnosis trabaja con la sugestión: el hipnotizador, a través de la sugestión, consigue que la persona perciba ciertos actos como si los desarrollara de forma involuntaria. Dicha percepción, en realidad, está sugestionada y condicionada por la labor del hipnotizador. La sugestión finaliza cuando el sujeto modifica su percepción.

Por otro lado, es importante señalar que cada individuo presenta un grado diferente de susceptibilidad a la sugestión, tanto a la que puede ocurrir por medio de la confianza en un amigo o familiar como a la que inducen los profesionales de la psicología. La mente es tan compleja que un mismo procedimiento puede dar resultados muy diferentes en dos sujetos.

Cuando un tratamiento de hipnosis fracasa, suelen entrar en juego diversos factores, como ser la poca predisposición natural del paciente, su falta de confianza en el profesional o en el procedimiento en sí, su dificultad para relajarse y concentrarse en las indicaciones que recibe o bien la falta de autoridad del hipnotizador. La sugestión que se vive mediante la hipnosis suele ser foco de burlas, y esto lleva a muchas personas a considerar esta técnica una farsa; sobra decir que esta percepción general también afecta negativamente la práctica.

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