Definición de subvención
Subvención es el acto y el resultado de subvencionar o subvenir: asistir a quien necesita apoyo o ayuda. Por lo general el concepto refiere al aporte económico que se entrega a una institución o a un individuo para que pueda desarrollar una actividad que se considera valiosa o útil para el conjunto de la sociedad.
Habitualmente la subvención suele consistir en una suma de dinero que el Estado, a través de un organismo público, entrega a una persona jurídica o física con un fin específico. El receptor de la subvención no tiene que devolver dicho monto en el futuro.
Las subvenciones permiten paliar una problemática social o dar respaldo a una iniciativa de interés público. Se considera que la subvención es un derecho del beneficiario, que a su vez genera la obligación de concretar la actividad beneficiada.
Hay gobiernos que otorgan subvenciones a las empresas que trabajan en el ámbito de las energías renovables, por ejemplo. En este caso, la asistencia se justifica en la necesidad de fomentar este tipo de energías que son menos contaminantes que aquellas procedentes de combustibles fósiles. Toda la comunidad, pues, se beneficia si se incrementa el uso de energías renovables.
Los productores de cine también suelen acceder a subvenciones para el rodaje de películas. Las autoridades estatales pueden considerar que los filmes son valiosos para la cultura del pueblo, con lo cual destinan dinero público para facilitar la producción y evitar que estos trabajos queden sujetos únicamente a la lógica comercial y del mercado.
En el contexto de la pandemia de coronavirus que comenzó en el año 2020, por otra parte, muchos países anunciaron el otorgamiento de subvenciones a los sectores más afectados por las consecuencias económicas del aislamiento social obligatorio.
El concepto de subvención es muy particular en cuanto a que depende del punto de vista y la experiencia de cada uno que tenga una connotación positiva o negativa. En principio, si simplemente nos enfocamos en que se trata de una ayuda económica para el desarrollo de una actividad o la superación de una etapa difícil de la vida, podríamos afirmar que es una suerte de «bendición». Sin embargo, lejos está de serlo una vez que los interesados se enfrentan al laberinto burocrático tras el cual suele esconderse.
Solicitar una subvención no suele ser fácil, dado que por lo general el trámite acarrea una serie de requisitos que las personas más necesitadas no pueden cumplir. Resulta irónico, por lo tanto, que un servicio ofrecido a alguien en una situación de precariedad tenga exigencias que en la práctica estén al alcance de quienes gozan de un buen pasar, de una situación regular y una economía holgada.
Pero los requisitos para acceder a una subvención tampoco son directos y fáciles de satisfacer por alguien con una vida cómoda; por el contrario, suelen presentarse como una lista retorcida que exige la coexistencia de una situación terrible o de necesidad con una serie de recursos tales como un domicilio fijo, documentación en regla y el dinero para hacer frente a todo el proceso de tramitación.
De alguna forma, los organismos que nos ofrecen las subvenciones suelen exigirnos que demostremos la absoluta necesidad de recibirlas pero que lo hagamos por medio de un proceso que no puede superarse sin tiempo y dinero. Hay quienes afirman que esta suerte de barrera se crea para evitar los abusos por parte de quienes no necesitan ayuda, es decir, para asegurarse de que solamente aquellos que realmente la necesitan y están dispuestos a aprovecharla accedan a ella. Y al final del día es lo que ocurre, ya que la constancia y la determinación para llegar al final la reúnen unos pocos.