Definición de subsidio
Con origen en el latín subsidĭum, el concepto de subsidio permite identificar a una asistencia pública basada en una ayuda o beneficio de tipo económico. Se trata de un sistema enfocado a estimular el consumo o la producción, o de una ayuda que se otorga por un tiempo determinado. Por ejemplo: “Voy a iniciar los trámites para cobrar el subsidio de desempleo”, “El gobierno anunció un subsidio para fomentar el consumo de productos electrónicos en la provincia”.
El subsidio se aprovecha para alcanzar un propósito social (que, por citar casos concretos, todas las familias puedan tener acceso a la canasta básica de alimentos, que las clases bajas estén en condiciones de adquirir una vivienda, etc.) o para favorecer, por distintos motivos, a ciertas actividades productivas o regiones de un país.
En cuanto a este significado concreto tenemos que decir que, por ejemplo, en España este tipo de subsidio se ha convertido en la pieza fundamental del sustento de muchas familias. Y es que la crisis económica que se está viviendo ha dado lugar a que millones de ciudadanos se queden sin trabajo, por lo cual necesitan esas ayudas monetarias para poder mantener su vivienda y cubrir las necesidades básicas.
Podría definirse a esta noción como la diferencia que se advierte al comparar el valor real de un producto o prestación y el valor que paga el consumidor para acceder a dicho producto o servicio. En estas circunstancias, el gobierno reparte subsidios a las compañías para evitar que los precios o las tarifas se incrementen: “El presidente decidió extender el subsidio a las compañías eléctricas para impedir nuevos aumentos”.
No podemos obviar tampoco el hecho de que el término que estamos abordando es muy utilizado en Nicaragua para referirse a la baja temporal que sufre un trabajador concreto cuando este padece una enfermedad. Periodo aquel, el que dure la baja, durante el cual el citado empleado seguirá percibiendo su sueldo correspondiente.
Es posible distinguir entre los subsidios a la oferta (los cuales se conceden a los productores o prestadores de servicios) y los subsidios a la demanda (que permiten disminuir lo que abona el usuario).
Dentro de los subsidios a la demanda, existen los subsidios directos (a través de los cuales el Estado paga directamente una parte del servicio a los consumidores) y los subsidios cruzados (el Estado no establece una única tarifa para todos los consumidores, sino que hay quienes abonan más por el servicio para que otros puedan pagar menos).
Y todo ello sin olvidar tampoco que existen los llamados subsidios a la producción que son aquellos pagos corrientes que el gobierno de un estado federal realiza a las distintas empresas del país por el hecho de que contribuyen a la producción del mismo. Unos pagos que, como no podía ser de otra manera, se realizan de manera proporcional a la citada participación productiva.
Antiguamente en el ámbito eclesiástico existía también lo que se conocía por el nombre de subsidio, aunque actualmente ya está en desuso. Entonces aquel término era empleado para referirse a las ayudas que los Reyes de España percibían por parte de la cúspide de las organizaciones religiosas y que venían a estar en relación con lo que eran las rentas eclesiásticas de los territorios que aquellos gobernaban.