Definición de subjetivismo
Se denomina subjetivismo a la preponderancia de la subjetividad: es decir, de lo subjetivo. La idea de subjetivo, por su parte, alude a aquello vinculado al sujeto y a su manera de sentir o de pensar.
El subjetivismo es una postura o visión que considera a la individualidad del sujeto como elemento central de cualquier verdad. De acuerdo a esta posición filosófica, lo que se entiende por realidad depende de la persona que la piensa o percibe; por lo tanto, no existe una verdad universal y absoluta, ya que no hay una realidad que resulte independiente de la mente.
Para el subjetivismo, todo conocimiento siempre es limitado. Cada verdad tiene validez para el sujeto de acuerdo a su especificidad.
Mientras que el relativismo asocia el conocimiento a factores externos al sujeto, el subjetivismo lo vincula a cuestiones propias de él. Es importante mencionar que el subjetivismo no rechaza la existencia de las cosas físicas, sino que sostiene que no existen de manera autónoma: se necesita de alguien que piense en ellas.
El subjetivismo también aparece en el terreno de la ética. Lo que se toma como malo o bueno deriva de una expresión del sujeto, haciendo que la moral dependa de las actitudes del individuo.
De manera formal, podemos hablar del denominado subjetivismo moral, una doctrina perteneciente a la filosofía moral (o ética) según la cual es posible reducir lo malo y lo bueno a nuestras propias opiniones y actitudes.
Es importante no confundir este concepto con el de egoísmo moral, ya que éste exige la existencia de una normativa ética que conduce al individuo a perseguir su propio interés. Digamos que se centra en la propia conveniencia, mientras que el subjetivismo moral incluye los valores, los sentimientos y la manera de pensar. Curiosamente, en el egoísmo moral puede tener lugar la objetividad a la hora de analizar los potenciales beneficios de una acción, algo que no se da en el subjetivismo.
Se suele repetir la idea incorrecta de que la subjetividad de los valores no es más que una continuación del subjetivismo en general, o que ser escépticos frente al conocimiento desprende de manera natural la misma actitud frente a la objetividad. Sin embargo, hay un gran número de filósofos, en especial quienes se identifican con el empirismo, que niegan el conocimiento moral como tal, porque creen que existe el científico, el único que puede dar una respuesta satisfactoria a sus criterios.
Dentro del subjetivismo moral debemos prestar atención a los valores, ya que su interpretación no es siempre igual: en los casos en los que existan de forma independiente del sujeto, pueden ser objetivos; sin embargo, si existen a partir de una reacción suya, entonces son subjetivos. Aquí entra en juego el subjetivismo axiológico, el cual tiene en cuenta la posición de la valoración con respecto a un punto de referencia, y esto afecta el entendimiento resultante.
Detrás del subjetivismo moral se encuentra el filósofo escocés David Hume, uno de los nombres más relevantes de la filosofía de Occidente del siglo XVIII. Según él, la moral se acerca más a los sentimientos que a los hechos. Esta interpretación fue cambiando con el correr de las décadas en manos de sus sucesores. Entre los sentimientos morales que reconoce en las personas se encuentran el amor por la vida, la gentileza para con los niños y la caridad.
Lo opuesto al subjetivismo es el objetivismo, que se basa en la existencia de las cosas independientemente de la conciencia. En este sentido, para el objetivismo la ética no está definida por la actitud de un sujeto, sino que hay valores que existen más allá de la persona que los está considerando.