Definición de similicadencia
El concepto de similicadencia se forma a partir del vocablo latino simĭlis (que se traduce como “semejante”) y el término cadencia (ritmo). La noción alude a la utilización, en el final de dos o más cláusulas, de verbos en igual persona y tiempo o modo o de adjetivos o sustantivos que terminan de una manera parecida.
La similicadencia es una figura de dicción. La semejanza entre los términos genera un efecto estético.
También se menciona a la similicadencia como un recurso fónico, ya que se basa en la musicalidad de las palabras. Cuando los elementos acústicos se combinan de manera acertada, se produce la eufonía: una sonoridad que resulta placentera. La similicadencia busca que los sonidos no solo permitan la expresión, sino que también contribuyan al goce estético.
Por ejemplo: “Apasionadamente besando, locamente gritando”, “Hombres sin rostro lo miran, nubes oscuras lo persiguen, criaturas siniestras lo acechan”, “Para ganar hay que saltar, apretar y luchar”.
Como se puede apreciar, la similicadencia genera una cierta regularidad rítmica. Pedro Calderón de la Barca, Juan de Salinas y Castro, Manuel Machado y Gabriel Celaya son algunos escritores famosos que han apelado a este recurso en creaciones literarias de su autoría.
La clave de la similicadencia es el hecho de recurrir a una misma flexión. Esta figura alcanzó su mayor repercusión entre el siglo XV y el siglo XVI, sobre todo en el terreno de la prosa.
Es importante que el uso de la similicadencia sea certero. De lo contrario, el brillo buscado no aparece y el texto pierde espesor.