Definición de servicial
El adjetivo servicial se emplea para calificar a quien se dedica a servir con esmero y prontitud. Por lo general se menciona de este modo al individuo que siempre está dispuesto a ayudar y a complacer a los demás.
Algunos ejemplos
Veamos el término en tres oraciones de ejemplo: “Juan es un muchacho muy servicial, nunca pone reparos ni excusas a la hora de asistir al prójimo”, “Los camareros deben ser serviciales para que los clientes queden conformes y vuelvan a elegirnos”, “Los vecinos lo definieron como un hombre servicial y amable”.
La persona naturalmente servicial actúa de forma desinteresada
En el primer ejemplo se habla de un joven que nunca duda en ayudar a los demás, razón por la cual se lo describe como alguien servicial, en quien se puede contar cuando más lo necesitan. La segunda oración se centra en este rasgo como una de las características fundamentales para la atención al cliente en un restaurante: si no se brinda un buen servicio con amabilidad y un trato personalizado, la gente no vuelve.
Por último tenemos una declaración de varias personas acerca de la personalidad de uno de sus vecinos, describiéndolo como alguien servicial. El ser humano se enfoca demasiado en obtener logros académicos y ascensos laborales, pero pocas veces se detiene a estudiar el trato que brinda a sus allegados. Ser reconocido por la amabilidad y el desinterés debería ser un premio más importante que cualquier otro.
Obligación o personalidad
Una persona servicial, en definitiva, brinda colaboración a quien la necesita, tratando de resolver sus problemas. En ocasiones esta característica es imprescindible para el desarrollo de una actividad laboral: los botones de un hotel, por mencionar un caso, tienen la obligación de atender a los huéspedes y de resolver diversas cuestiones como parte de su trabajo. Por eso tienen que ser serviciales.
En otros casos, ser servicial es un rasgo de la personalidad del sujeto. Una joven puede dedicar su tiempo libre a colaborar con asociaciones de beneficencia, además de auxiliar a sus seres queridos y vecinos en todo lo que puede. Esto demuestra que es alguien servicial.
Para cumplir con este requisito en un trabajo podríamos argumentar que también es necesario el rasgo en la propia personalidad: ¿cómo ofrecer un trato servicial sin serlo naturalmente? Sin embargo, no debemos menospreciar el poder del entrenamiento laboral y la fuerza de la determinación para superara las propias barreras.
De esta manera, una persona que en su vida cotidiana no se muestre especialmente atenta a las necesidades de quienes la rodean puede adquirir este mayor grado de atención por medio de la capacitación laboral, e incluso llevarlo de forma retroactiva a su vida personal.
Servicial no es «servil»
Es importante no confundir entre servicial y servil. La persona servil está sometida a la voluntad o el poder del otro, cumple sus indicaciones o pedidos de manera rastrera. Quien es servicial, en cambio, piensa en el otro por su propio deseo, ya que esa es su predisposición. No se encuentra forzado a realizarlo ni lo hace por una debilidad de carácter.
Algunos trabajos exigen un trato servicial para la satisfacción del cliente
La persona que puede adjetivarse como servil tiene un trato humilde al punto de la exageración, a un extremo que va más allá de sus propias convicciones. Esta falsa actitud servicial se ve motivada por un objetivo bien definido, ya que la tiene para con sus superiores o gente que pueda ofrecerle algún beneficio económico o social.
También se puede usar este adjetivo para hacer referencia a todo lo relacionado con las personas que trabajan como criadas. Por ejemplo, podríamos decir «la actividad servil de su castillo es admirada por todos dada su eficiencia y su respeto hacia los invitados».