Definición de saqueo
Saqueo es el acto y el resultado de saquear. Este verbo, por su parte, está vinculado a sustraer todo lo que se encuentra en un lugar, apoderándose de las cosas de manera violenta.
Por ejemplo: “La Justicia investiga los saqueos que se produjeron la semana pasada en el centro de la ciudad”, “Las tropas rebeldes fueron las responsables del saqueo”, “Un comerciante español fue víctima de saqueos en la noche del jueves”.
Quienes cometen un saqueo, se apoderan de forma indiscriminada e ilegítima de pertenencias de otras personas. Por lo general el saqueo consiste en ingresar a un recinto y tomar todo lo que se pueda en el menor tiempo posible. Este tipo de delito suele desarrollarse en el marco de conflictos bélicos, catástrofes naturales o situaciones de descontrol social y anarquía.
Otro nombre que recibe el saqueo es pillaje, y por lo general lo acompaña la violencia, ya sea como forma de provocación o bien como resultado de la adrenalina que se desprende de las situaciones antes mencionadas; por otro lado, también puede darse en forma pacífica, cuando el ladrón aprovecha la falta de atención del personal de seguridad de una tienda, por ejemplo.
En sus orígenes, el término saqueo servía para designar el asalto de pequeñas aldeas, pueblos o ciudades, y no necesariamente en momentos de guerra o enfrentamientos externos, sino que también podía describir el robo que un habitante llevaba a cabo en su propio suelo.
En la antigüedad, los saqueos eran asaltos a los pueblos que desarrollaban las fuerzas militares. El 24 de agosto de 410, por citar un ejemplo histórico, los visigodos ingresaron a Roma y comenzaron un saqueo que se extendió por tres días y que incluyó violaciones y asesinatos.
Los fenicios y los vikingos son dos pueblos que suelen asociarse a la actividad del pillaje y, en el caso de los primeros, a la piratería. Las leyes militares romanas autorizaban el saqueo: cuando se levantaba una lanza manchada de sangre, era el momento de comenzar con el ataque. A lo largo del Medioevo, el saqueo no se consideraba ilícito; recién en el año 1590 el rey Enrique IV, de Francia, estableció el límite de 24 horas por ciudad para esta actividad.
Los saqueos también aparecieron en la era moderna. En 2001, en Argentina se produjo un estallido social debido a la crisis económica y política que derivó en saqueos en las principales ciudades del país, con cientos de personas ingresando a robar en masa a supermercados, tiendas de electrodomésticos y otros comercios.
En tales momentos de crisis social y económica, resulta muy contradictorio que las personas supuestamente afectadas por los problemas de su país no tengan ningún reparo en destrozar tiendas ajenas y despojar a sus dueños de sus productos. Muchas veces, los maleantes —en su mayoría, improvisados— intentan justificar sus actos asegurando que los comerciantes afectados son partícipes del monopolio; sin embargo, esto no es cierto en la mayoría de los casos, ya que el saqueo se caracteriza por la falta de control, por la violencia desproporcionada y la impulsividad: ningún escaparate se salva, sin importar las convicciones o el estatus social del propietario.
Cabe destacar, por último, que también suele hablarse de saqueo con referencia a la incautación o el robo de obras de arte y objetos de valor histórico que realizan personas, empresas o países para quedarse con riquezas que no les corresponden. Esta acción también se conoce con otros nombres, como ser pillaje o expolio arqueológico y artístico, y suelen llevarla a cabo personas que tengan conocimientos específicos o intereses bien definidos, ya sea por afición o por la intención de vender los productos a gente entendida.