Definición de residuo peligroso
Un residuo es un desecho producido por el hombre o un material que resulta inservible después de haber realizado un trabajo o cumplido con su misión. Por lo tanto, es necesario eliminar o reciclar los residuos para que adquieran una nueva posibilidad de uso.
El peligro, por otra parte, es el riesgo o la contingencia inminente de que ocurra algo malo. Es posible que el peligro sea una amenaza física y real, o algo abstracto que el ser humano entiende como potencialmente dañino.
Un residuo peligroso, por lo tanto, es un desecho con propiedades intrínsecas que ponen en riesgo la salud de las personas o que pueden causar un daño al medio ambiente. Algunas de dichas propiedades son las siguientes: la inflamabilidad, la toxicidad, la corrosividad, la reactividad y la radiactividad.
Entre los residuos peligrosos más comunes se encuentran las partículas de mineral arrastradas por el agua y mezcladas con el barro, que provienen de las minas, derrames de diversas sustancias en cauces superficiales y emisiones de gases tóxicos a través de chimeneas y tubos de escape.
Cabe mencionar que históricamente, estos desechos no siempre han sido considerados peligrosos; por el contrario eran parte de los residuos comunes de diversos ámbitos industriales e incluso de los domicilios particulares. Dado que no existía una regulación que indicara a los ciudadanos qué hacer con estos materiales, y que no había suficiente información acerca de los riesgos que podía acarrear la manipulación irresponsable de los mismos, era normal que los vertiesen en cuerpos de agua, tales como ríos o el mar, o bien que los dejasen en basureros comunes.
Fue a partir de acuerdos a favor del medio ambiente tales como el Convenio de Rótterdam o el Convenio de Basilea que la gente comenzó a tomar consciencia acerca de este tema, y diversos países, tanto los desarrollados como aquellos que estaban en vías de desarrollo, emprendieron la tarea de legislar la manipulación de desechos peligrosos, así como su clasificación y las medidas necesarias para almacenarlos.
Los desechos peligrosos suelen venir de: hospitales (se denominan biológicos); de la industria farmacéutica y de la industria química; la actividad forestal o agropecuaria, dada la utilización de biocidas, fungicidas y plaguicidas; minas; la industria energética (ciertos tipos de aceite); la industria petrolera (emulsiones acuosas, bituminosos y alquitrán, entre otros); industria textil (colorantes, cromo oxidado y ácidos); industria militar; centros de investigación y desarrollo científico (reactivos y solventes); industria del plástico.
Uno de los procesos más habituales para el tratamiento de los residuos peligrosos se conoce con el nombre de inertización y consiste en minimizar el potencial riesgo del residuo no recuperable hasta su disposición final.
Si una industria evade estas normas e intenta desprenderse de sus residuos peligrosos de otra forma (arrojándolos a un río, por ejemplo), existe un gran riesgo de contaminación y de perjuicios.
Otros tipos de residuos reconocidos son los siguientes:
* asimilables a urbanos: los que no se califican de peligrosos y que corresponden a los desechos provenientes de tiendas comerciales, oficinas y domicilios particulares;
* inertes: son los desechos que no atraviesan ninguna transformación física ni química, que no son biodegradables y que no producen efectos negativos en otras materias al entrar en contacto con ellas. En otras palabras, no pueden generar contaminación ambiental ni repercutir negativamente en la salud de los seres vivos. El nivel de componentes de tipo contaminante que poseen, así como la posibilidad de separar sus partes insolubles de las solubles deben ser insignificantes. Los más comunes son los trozos de vidrio, los ladrillos, el hormigón y los escombros.
Dado que los materiales utilizados para construir todos los productos legales están documentados adecuadamente, es posible consultar sus propiedades para saber si sus residuos deben considerarse peligrosos.