Definición de relación de pareja
La relación de pareja es un vínculo sentimental de tipo romántico que une a dos personas. Dentro de lo que se entiende por relación de pareja aparecen el noviazgo, el concubinato y el matrimonio.
Una relación de pareja puede estar formada por un hombre y una mujer, por dos hombres o por dos mujeres. Durante muchos años el matrimonio estuvo limitado a las parejas heterosexuales; sin embargo, en los últimos tiempos, varios países han aprobado las uniones civiles y los matrimonios homosexuales. El registro y la formalización de la relación de pareja resultan muy importantes ya que tienen consecuencias legales y son claves para la adopción, la inscripción en obras sociales, el reparto de bienes, etc.
El matrimonio, el concubinato y el noviazgo son relaciones de pareja.
Características de una relación de pareja
Las características de las relaciones de pareja dependen de cada cultura y de la época. En la actualidad, es frecuente que las parejas permanezcan como noviazgo durante varios años antes de casarse o que incluso opten por no contraer matrimonio. Décadas atrás, en cambio, la convivencia sin matrimonio solía ser condenada a nivel social.
Al estar en pareja, una persona asume un compromiso con la otra. Uno de los principios implícitos en las relaciones de pareja del mundo occidental es la monogamia: cada individuo sólo mantiene relaciones sexuales con su pareja. Violar la monogamia suele ser motivo de ruptura.
En algunos casos, los integrantes de la pareja aceptan que el otro tenga una vida sexual activa más allá del noviazgo, concubinato o matrimonio. De esta manera, la relación de pareja se califica como abierta y el concepto de monogamia deja de tener sentido.
En muchos países, una relación de pareja homosexual puede formalizarse mediante el matrimonio o la unión civil.
Las expectativas sociales
Uno de los mayores problemas de la vida en sociedad para los seres humanos es que sentimos la presión de comenzar una relación de pareja cuando alcanzamos la adolescencia, ya que todo a nuestro alrededor parece someternos a dicha presión. Nuestros padres esperan que en el futuro nos casemos y tengamos hijos, los medios de comunicación muestran parejas felices en paisajes primaverales y nuestras hormonas no ayudan mucho en la lucha por entender qué deseamos hacer en realidad.
La confusión típica de los años de adolescencia puede limitarse a la búsqueda de nuestra identidad sexual, algo que resulta necesario para el desarrollo psicológico, pero también es posible que nos cause daños irreparables si no vivimos en un entorno sano y tolerante. Los seres humanos no somos especialistas en disfrutar de la vida, sino que convertimos lo que para el resto de las especies era un planeta posible de mantener en equilibrio en un campo de batalla plagado de enfermedades y dificultades que no deberían existir.
Los problemas que surgen de las malas decisiones en el ámbito de las relaciones sentimentales van desde desamores que se superan con el tiempo hasta embarazos no deseados que acaban por destruir la vida de las madres y los hijos. En un mundo ideal, cada persona sería libre de comenzar una relación de pareja cuando así lo quisiera, con alguien que realmente la complementara y la respetara.
El disfrute de una relación de pareja
Una relación de pareja sana puede ser muy beneficiosa para una persona, ya que abre las puertas a una serie de experiencias imposibles de vivir en soledad. Si bien no es correcto generalizar y es cierto que algunos disfrutan de no compartir su vida, otros sienten que de a dos todo es más fácil, todo se disfruta más; para éstos últimos, por lo tanto, tener a su media naranja es un regalo invaluable.
Continuando en este cuadro positivo y libre de las infecciosas cargas de la sociedad, una relación de pareja hace que los problemas resulten menos pesados, ya que se enfrentan con la ayuda del otro, y que los momentos agradables se potencien, porque la felicidad tiene esa particularidad de crecer si se comparte.