Definición de matrimonio

El término matrimonio proviene del latín matrimonĭum. En el pasado, se trataba exclusivamente de la unión de un hombre y una mujer que se concreta a través de determinados ritos o trámites legales. En los últimos años, cada vez más Estados han aceptado el matrimonio entre personas del mismo sexo, con lo que esta unión conyugal ha dejado de ser patrimonio de la heterosexualidad.

El lazo matrimonial es reconocido a nivel social, tanto a partir de normas jurídicas como por las costumbres. Al contraer matrimonio, los cónyuges adquieren diversos derechos y obligaciones. El matrimonio también legitima la filiación de los hijos que son procreados por sus miembros.

Es posible distinguir, al menos en el mundo occidental, entre dos grandes tipos de matrimonio: el matrimonio civil (que se concreta frente a una autoridad estatal competente) y el matrimonio religioso (que legitima la unión ante los ojos de Dios).

Para la Iglesia Católica, el matrimonio es un sacramento y una institución cuya esencia está en la creación divina del hombre y la mujer. El matrimonio católico es perpetuo: no puede romperse según los preceptos religiosos (a diferencia del matrimonio civil, donde existe el divorcio). Una persona separada, por lo tanto, no puede volver a casarse por Iglesia.

En el lenguaje coloquial, se denomina matrimonio a la pareja formada por el marido y la mujer: “Vamos a alquilar la casa a un matrimonio de ancianos”, “Un matrimonio entró al negocio y gastó más de quinientos pesos”, “No lo puedo creer, ayer le robaron al matrimonio que vive al lado de mi casa.

En este contexto se habla de los derechos y deberes de los cónyuges, una serie de puntos que señala el Código Civil y que se complementa con la educación propia de cada cultura. En principio, cada persona debería aprender a tratar a las demás con compasión y respeto, para que nunca fuera necesario recurrir a las autoridades por casos de violencia; sin embargo, dado que esto no siempre es así, resulta vital establecer ciertas reglas para recordarles a ambas partes cómo deben comportarse dentro del matrimonio.

Antes de entrar en los detalles, es necesario resaltar que las dos partes deben cumplir los mismos deberes y merecen los mismos derechos, tanto dentro de la relación como ante la ley. Lamentablemente, a menudo el machismo hace que en las uniones heterosexuales exista un claro desequilibrio en este compromiso, que lleva a las mujeres a una posición de desventaja.

El matrimonio debe construirse y mantenerse entre los dos integrantes. Precisamente, el Código Civil indica a los recién casados que deben convivir en un ambiente de respeto y colaboración, actuando siempre en favor del grupo familiar. En términos más cotidianos y precisos, deberían recaer en ambas partes las siguientes obligaciones:

* conseguir el dinero para afrontar los gastos. Si bien cada pareja puede organizarse de diferentes maneras, la obligación de trabajar no es exclusiva de ninguna de las dos partes, sino de ambas. Históricamente, el machismo ha puesto esta carga sobre el hombre;

* mantener la casa limpia y ordenada. Llevamos siglos viviendo en un mundo en el que se asocia a la mujer con esta serie de tareas, pero poco a poco vamos entrando en una era de igualdad, en la cual el hombre tiene el cincuenta por ciento de la responsabilidad;

* cuidar de los hijos. Este punto incluye hacerse cargo de su crianza, ayudarlos a estudiar, atender su estado de salud, jugar con ellos, enseñarles las bases de la moral y la vida en sociedad y muchas otras cosas que necesitamos para desarrollarnos como personas de bien. Si el niño cuenta con dos mayores a su cargo, entonces ambos deben repartirse estas obligaciones.

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