Definición de reformulación
Formulación es el proceso y el resultado de formular (indicar, declarar o exteriorizar algo; explicarlo con palabras precisas). A partir de esta definición, podemos comprender a qué se refiere el concepto de reformulación, aún cuando el término no forme parte del diccionario elaborado por la Real Academia Española (RAE).
Para ello podemos observar en primer lugar el prefijo re-, cuya presencia nos indica que la reformulación es hacer nuevamente algo. En otras palabras, cuando una persona lleva a cabo esta acción, lo hace basándose en una formulación anterior, también de su autoría.
Reformulación implica volver a formular.
En qué consiste una reformulación
Puede indicarse que una reformulación consiste en la introducción de cambios. Por ejemplo, si un científico reformula una teoría, lo que hace es agregar o eliminar postulados de acuerdo a las nuevas evidencias que haya descubierto.
La reformulación de un torneo de fútbol, por su parte, implica modificar el formato de la competencia. Un torneo de veinte equipos que disputan 19 partidos cada uno puede ser reformulado para que empiecen a competir cuarenta equipos, que se enfrentan todos contra todos en partido y revancha.
Decir lo mismo con otras palabras
En ciertos contextos, reformular puede tratarse de volver a decir lo mismo pero con otras palabras. Un argentino puede ingresar a una tienda en España y consultar por un “celular”: ante el desconcierto del vendedor, reformula la consulta y pregunta por un “teléfono móvil”, ya que ése es el concepto que se utiliza en España para referirse al dispositivo conocido en Argentina como “celular”.
En este último caso, podemos advertir que reformular no siempre consiste en modificar la esencia de algo, sino que también puede tratarse de un cambio en la manera de comunicarlo.
Una persona puede hablar de un teléfono «celular» y luego, tras una reformulación, referirse al mismo dispositivo como un teléfono «móvil».
Reformulación como transformación
La reformulación es un procedimiento que nos ofrece la posibilidad de transformar un mensaje en otro, de manera que la comunicación sea efectiva en cualquier contexto. Para ello no basta con conocer las reglas de sintaxis, sino que debemos desarrollar la capacidad de escoger las palabras y las estructuras adecuadas a cada situación, a cada interlocutor, ya que un texto correcto es también aquél que puede ser entendido y aprovechado.
Desde nuestra etapa estudiantil, aprendemos casi de forma inconsciente a reformular nuestras palabras y las de los demás: cuando intentamos expresar una idea y pasamos varias veces por la misma frase, cambiando palabras o estructuras, hasta dar con la versión más clara de nuestra explicación, o cuando nos surge la necesidad de resumir lo que ha dicho otra persona, de forma oral o escrita, estamos poniendo en práctica esta habilidad esencial de la comunicación.
Estrategias para la sustitución
La reformulación puede llevarse a cabo siguiendo diversas estrategias, una de las cuales es la sustitución. Se trata de presentar de otra forma una porción de texto (que puede ser una oración o un párrafo) o bien un texto entero, sin que la información se vea alterada; en otras palabras, no debe quitarse ni agregarse ningún dato a la fuente. Para ello podemos recurrir a:
* los sinónimos: es el recurso que más solemos usar para reformular una frase, aunque a veces dar con la palabra adecuada es más difícil de lo que parece. Por ejemplo, si bien es correcto afirmar que golpe y paliza son sinónimos, no pueden usarse indistintamente en cualquier situación;
* los hiperónimos: son los términos cuyo significado incluye el de otros, como ocurre con mueble, que engloba los conceptos mesa, silla, sillón y armario, por ejemplo;
* los pronombres: a grandes rasgos, se trata de aquellas palabras que pueden designar una cosa sin nombrarla directamente. Por ejemplo, podemos decir que «Dejé el bolso sobre el escritorio» es otra forma de decir «Lo dejé sobre el escritorio«, siempre que el contexto nos permita entender a qué hace referencia «lo»;
* la paráfrasis: cuando no encontramos un sinónimo, un hiperónimo o un pronombre que nos permita efectuar la reformulación, siempre podemos construir una frase que tenga el mismo significado de la original. Por ejemplo, «excavaron durante horas» puede reemplazarse por «hicieron pozos durante horas«.