Definición de reabsorción

La reabsorción es el procedimiento y el resultado de reabsorber. Este verbo, por su parte, refiere a absorber nuevamente. Para comprender la noción, por lo tanto, hay que saber a qué hace referencia la idea de absorber.

Cuando un elemento absorbe otro, lo que hace es atraerlo, aspirarlo, captarlo o recibirlo. Un sólido, en este sentido, absorbe un líquido cuando logra que las moléculas del mismo lo penetren.

En medicina, se habla de absorber cuando una célula o un tejido reciben partículas externas que se encontraban disueltas. La absorción de una secreción consiste en lograr la desaparición de ésta del sitio en donde se había originado.

La reabsorción, en definitiva, es un proceso que puede desarrollarse de diferentes formas. Los riñones, por ejemplo, se encargan se reabsorber ciertas moléculas después de la filtración de sangre.

La arteria renal se encarga de llevar la sangre a los riñones. En estos órganos, un primer filtro permite separar las moléculas más grandes con el objetivo de eliminar los desechos. En dicha membrana, también quedan retenidas moléculas útiles, como la glucosa y aminoácidos. Para recuperarlos, los riñones se encargan de la reabsorción de estas moléculas, evitando que sean desechadas.

Dentro del ámbito de la biología se habla de lo que se da en llamar reabsorción tubular. Esta viene a definir al proceso mediante el cual tanto la mayoría del agua como de las sustancias que se han disuelto y que son de gran valor para el organismo son reincorporadas a la sangre. Y eso tiene lugar tomando como escenario los conocidos como túbulos contorneados proximales o los túbulos distales. En concreto, se consideran que en los primeros se desarrolla el proceso citado en un 65% y en los segundos el 35% restante.

Asimismo hay que saber que la reabsorción puede ser de dos tipos fundamentalmente: la pasiva y la activa.

Por supuesto, no podemos olvidarnos que también existe la reabsorción radicular que es un proceso que está en relación con lo que es la destrucción del tejido dentario, que puede ser detectado a través de distintas pruebas de carácter radiológico y que trae aparejado una serie de molestias notables, que pueden traducirse en fuertes dolores.

La reabsorción ósea, por otra parte, es el proceso que realizan los osteoclastos y que consiste en la absorción de minerales tras la disolución de tejido óseo. Todo comienza con la eliminación del tejido óseo, que produce la liberación de minerales. Después de esta etapa, los minerales son reabsorbidos y pasan a formar parte de la sangre.

Además de todo lo expuesto, no podemos pasar por alto que la reabsorción ósea, que también es llamada resorción ósea, se convierte en una pieza clave en lo que son las enfermedades del esqueleto tales como la artristis psoriásica y la artritis reumatoide.

Diversas son las causas que pueden dar lugar a aquella, aunque se considera que entre las más significativas se encuentran la falta de realización de ejercicio físico e incluso la inexistencia de estímulos físicos que lleven a que el tejido óseo se pueda mantener de la forma correcta.

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