Definición de química inorgánica

La química es una ciencia que deriva de la alquimia. Se trata de una disciplina que analiza la estructura, la composición, las propiedades y las variaciones de la materia. De acuerdo al objeto de estudio, se puede distinguir entre diferentes especialidades de la química.

En este sentido, la química orgánica se especializa en el estudio de sustancias con compuestos que disponen de carbono. Por oposición, se conoce como química inorgánica a aquella centrada en las sustancias simples y en los compuestos cuyas moléculas carecen de carbono.

Dicho de otro modo, la química inorgánica estudia los compuestos y los elementos inorgánicos, que no tienen enlaces de carbono. Los expertos en la materia, por lo tanto, estudian la estructura, el desarrollo y las reacciones de esta clase de sustancias.

Es importante destacar que la división entre química orgánica y química inorgánica deriva de la antigüedad, cuando se creía que la materia viva no se podía crear de manera artificial. Con el tiempo se descubrió que los compuestos orgánicos (formados por carbono) podían obtenerse en un laboratorio. De este modo, ambas ramas de la química comenzaron a superponerse. Así, la química inorgánica muchas veces estudia carburos y bicarbonatos, que son sustancias que sí disponen de carbono.

De acuerdo con la estructura de cada compuesto inorgánico, es posible dividirlos en: binarios, que incluyen los anhídridos, hidruros metálicos, hidrácidos, sales volátiles, óxidos metálicos, peróxidos, hidruros volátiles y sales neutras; ternarios, donde encontramos oxoácidos, hidróxidos y oxisales.

La química inorgánica forma parte de nuestra vida cotidiana mucho más de lo que podemos imaginar si somos ajenos al ámbito de la ciencia; desde productos de limpieza hasta los metales que se utilizan para fabricar los artículos más populares del mercado, esta rama de la química ocupa un sitio fundamental para la mayoría de las personas. Más específicamente, los siguientes son algunos de los compuestos y sustancias más importantes tanto a nivel biológico como comercial:

* el nitrato potásico y el amónico, los sulfatos y los fosfatos, entre otros varios fertilizantes;
* el agua oxigenada, el amoníaco, el salfumán, la lejía (también conocida como lavandina) y muchos otros disolventes y sustancias de uso cotidiano;
* diversos gases de la atmósfera, entre los cuales se encuentran el nitrógeno, el óxido de azufre y el de nitrógeno, el dióxido de carbono y el mismísimo oxígeno;
* el total de los metales y sus aleaciones;
* el cristal utilizado para la fabricación de partes de televisores, botellas y ventanas, entre otros artículos de uso masivo;

* las cerámicas que se encuentran en una amplia gama de productos, cuya aplicación abarca tanto los artículos del hogar como la industria aeroespacial (la cual se encarga de diseñar, fabricar, comercializar y mantener todo tipo de aeronaves);
* en nuestros propios huesos se encuentra el carbonato de calcio;
* los microchips de silicio que se utilizan en la industria de la informática, imprescindible en la vida moderna;
* los cables de fibra óptica, capaces de ofrecer velocidades de transmisión de datos muy altas con una gran estabilidad;
* las pantallas de cristal líquido (LCD), usadas en gran parte de los televisores y monitores de consumo masivo;
* un amplio número de catalizadores (sustancias que se usan para incrementar la velocidad de una reacción química) importantes para la industria.

Otro de los ejemplos más comunes de la presencia de la química inorgánica en el hogar es la sal, uno de los condimentos básicos para la mayoría de las comidas. Este compuesto, más precisamente el cloruro de sodio, no tiene como único objetivo mejorar o intensificar el sabor de nuestros platos, ya que también nos ofrece beneficios en lo referente a la salud de nuestros huesos y al funcionamiento del sistema nervioso.

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