Definición de purista
Purista es un adjetivo que está vinculado a la pureza o a lo puro (es decir, a aquello que no está mezclado con algo distinto o que mantiene la esencia original). El concepto suele emplearse para nombrar al individuo cuya escritura u oralidad es precisa y tradicional, excluyendo neologismos y términos extranjeros.
Por ejemplo: “Este escritor es un purista del lenguaje: sus textos son pulcros, de prosa elegante”, “No me considero purista, pero no entiendo la forma de hablar que tienen los jóvenes de hoy”, “El hombre, purista de su idioma, se quejó por el léxico del periodista”.
Dentro del ámbito de la fotografía, también podemos determinar que se usa el término purista. En concreto, en este caso el adjetivo se emplea para referirse al profesional de dicha disciplina artística que se niega a hacer uso de programas informáticos de retoque. Es decir, es un individuo que en todo momento se decanta porque las instantáneas no estén alteradas de ninguna forma mediante la técnica digital.
Veamos con un caso concreto cómo funciona el purismo. Una persona puede indicar: “Voy a ir al shopping center a comprar un mouse para mi notebook”. La frase, que puede entenderse sin problemas en castellano, incluye varias palabras extranjeras. Un purista, en cambio, se expresaría de la siguiente forma: “Voy a ir al centro comercial a comprar un ratón para mi computadora portátil” o “Voy a ir al centro comercial a comprar un ratón para mi ordenador portátil”.
Los puristas también son quienes pretenden que una disciplina, una doctrina, un método o una costumbre se mantengan sin cambios pese al correr de los años. Un purista del tango puede oponerse a la utilización de guitarras eléctricas en el género, por citar una posibilidad. Un purista del cine tradicional, por su parte, no está de acuerdo con que se pueda comer adentro de la sala ya que el ruido modifica el ritual clásico.
Además de todo lo manifestado hasta el momento, tampoco podemos pasar por alto que purista es como se llamó a los artistas que llevaron a cabo el estilo arquitectónico conocido como purismo. Este se desarrolló en España, durante el periodo comprendido entre 1530 y 1560, y se presentó como una vertiente dentro del estilo renacentista. Su base no era otra que hacer uso de formas sencillas, de una notable armonía de proporciones y de un equilibrio palpable, sin caer, por ejemplo, en los “excesos” decorativos que sí tenía el plateresco.
Precisamente esas bases sobre las que se sustentaba el purismo fueron las que propiciaron que los arquitectos puristas diseñaran edificios de todo tipo haciendo utilización de elementos simples como las bóvedas de cañón o los arcos de medio punto, entre otros.
En Andalucía y en Castilla y León es donde más pueden encontrarse ejemplos de hermosas obras del purismo. Así, entre las más significativas y espectaculares se hallan el granadino Palacio de Carlos V, que se sitúa dentro de la Alhambra y que fue realizado por Pedro Machuca, o el sevillano Hospital de las Cinco Llagas, de Martín de Gainza, que hoy es la sede del Parlamento Andaluz.