Definición de psicotrópico
Antes de entrar de lleno en la definición de psicotrópicos, se hace necesario determinar el origen etimológico del término. En concreto, podemos establecer que deriva del griego, ya que es fruto de la suma de tres componentes del mismo:
-El sustantivo “psyke”, que puede traducirse como “alma”.
-La palabra “tropos”, que es sinónimo de “vuelta” o “giro”.
-El sufijo “-ico”, que se usa para indicar “relativo a”.
Los psicofármacos son agentes químicos que actúan sobre el sistema nervioso central (SNC) y están en condiciones de alterar diversos procesos de la mente, generando cambios en la conducta, la percepción y la conciencia.
Cuando la sustancia en cuestión es capaz de provocar un efecto de gran intensidad y de generar una modificación importante de la personalidad, se la califica como psicotrópica.
Las sustancias psicotrópicas han sido empleadas con diversos fines a lo largo de la historia. La medicina puede recetarlas para el tratamiento de trastornos psiquiátricos o de problemas neurológicos.
En concreto, entre las enfermedades más habituales que se tratan con psicotrópicos nos encontramos a los trastornos bipolares, a las depresiones, a los casos de psicosis e incluso se usa con las personas que presentan ciertos trastornos del sueño.
Los psicotrópicos inciden sobre la neurotransmisión; es decir, modifican el envío y/o la recepción de información que se produce mediante la sinapsis desarrollada por las neuronas. En otras palabras: un psicotrópico puede alterar un procedimiento fisiológico o bioquímico que tiene lugar en el cerebro. De acuerdo a sus características, puede inhibir o estimular la actividad mental.
Es importante saber que los psicotrópicos se dividen en tres grandes grupos o familias:
-Los neuroanalépticos, que estimulan lo que es la actividad cerebral.
-Los neurolépticos, que se encargan, por el contrario, de disminuir esa citada actividad del cerebro.
-Los neurodislépticos, que, por su parte, proceden a modificar en cierta medida la actividad cerebral.
Estos psicofármacos se califican de distinta manera según el tipo de influencia que tienen sobre el SNC. Hay psicotrópicos que son alucinógenos, otros actúan como estimulantes y algunos reciben el calificativo de depresores.
Es importante mencionar que, más allá del uso medicinal, los psicotrópicos también suelen emplearse con intención recreativa o con fines rituales. Hay quienes apelan a los psicotrópicos para alterar la actividad mental de forma deliberada, modificando las habilidades perceptivas. Debido a los daños que provocan los psicotrópicos sobre la salud cuando no son empleados con discreción y siguiendo las indicaciones de un médico, la venta de estas sustancias está regulada por la ley y, en ciertos casos, prohibida.
No obstante, no podemos pasar por alto que además existen ciertas sustancias que se consideran psicotrópicos naturales, por cuanto no incluyen ningún tipo de producto farmacológico o tóxico, y que también consiguen actuar de un modo u otro en lo que es nuestro sistema nervioso central. Nos estamos refiriendo, en concreto, a la cafeína, que se puede encontrar en el café o en ciertas bebidas de cola; al alcohol en general y al cannabis. No obstante, dentro de este mismo grupo también se puede incluir al tabaco.