Definición de protección laboral
Protección es el acto y la consecuencia de proteger: cuidar, resguardar. Laboral, en tanto, es aquello vinculado al trabajo (una actividad remunerada).
La idea de protección laboral, por lo tanto, se utiliza para aludir al mecanismo, recurso o programa que ampara a un trabajador. El concepto puede emplearse de distintos modos de acuerdo a cada situación específica.
Se habla de periodo de protección laboral con referencia al tiempo en el cual un trabajador sigue disponiendo de obra social, seguro médico o similar pese a no estar realizando aportes. De esta manera, cuando una persona es despedida de un empleo, mantiene estas prestaciones durante un lapso establecido por ley.
Este beneficio apunta a que el individuo tenga garantizado el acceso a la salud mientras busca un nuevo trabajo. Así se le otorga un plazo de gracia hasta que esté en condiciones de volver a aportar al sistema de seguridad social.
En un sentido más amplio, la protección laboral se asocia a las medidas que permiten garantizar la integridad del trabajador en el desarrollo de sus actividades. Se trata de elementos de seguridad que minimizan el riesgo de lesiones o enfermedades.
Las empresas deben brindar condiciones apropiadas para el trabajo. En este marco, la protección laboral incluye el deber de suministrar a los empleados los trajes, cascos, guantes, calzados, etc. que sean necesarios para reducir las probabilidades de daños.
Cuando los individuos están expuestos a posibles impactos, gases, polvos, ruido excesivo y otras variables, los equipos de protección laboral se vuelven indispensables. Muchas veces el uso de estos equipamientos resulta obligatorio.
Esto nos lleva a una realidad tan preocupante como cierta: mientras que en algunos países estas exigencias son de carácter legal y obligatorio, en otros no, a pesar de que pasar por alto las precauciones acarree un riesgo considerable para la salud de los trabajadores. Como sucede en otros ámbitos, los ciudadanos tienden a acostumbrarse a las irregularidades de sus respectivos gobiernos, en parte porque deben responder ante ellos y cumplir sus normas; por ello llegan a considerar normal que su empresa no les exija el uso de indumentaria especial para trabajos peligrosos, por ejemplo.
Existe una clara distinción entre las grandes empresas, en especial si son multinacionales, y las pequeñas o familiares con respecto a las políticas de protección laboral: las primeras suelen tener una organización más rígida, con un respeto casi inquebrantable por las reglas, ya que todas las sucursales responden a la central, que con cierta frecuencia envía personal específico para asegurarse de que todo esté en orden; las segundas, por otro lado, pueden ser mucho más flexibles.
Esto puede dar lugar a un descuido de las normas por miedo a desgastar los lazos entre los trabajadores y los empleadores. En una empresa familiar, es común que surjan amistades muy estrechas y que los rangos se desdibujen; frente a la necesidad de usar un casco para una tarea determinada, por ejemplo, el empleado puede pedirle a su jefe que le permita ignorarla, y la negligencia por exceso de confianza puede conducir a lamentables accidentes.
Precisamente, la protección laboral no se sostiene únicamente por los esfuerzos de los empleadores sino también gracias a la aceptación de las normas por parte de los trabajadores, quienes deben comprometerse a cumplirlas todo el tiempo, sin excepción alguna. Ponerse un casco solamente cuando estamos en presencia de los supervisores es casi lo mismo que no hacerlo nunca y refleja que no hemos entendido el objetivo de tal imposición.
Como cualquier otro aspecto del ámbito empresarial, la indumentaria específica de la protección laboral evoluciona con el tiempo y los avances tecnológicos, por lo cual es importante mantenerse al día para ofrecer a los empleados la mejor calidad.