Definición de proscripción
Del latín proscriptĭo, proscripción es la acción y efecto de proscribir. Este verbo refiere a prohibir el uso de algo o de una costumbre y a echar a alguien de su patria, generalmente por motivos políticos. En la antigüedad, el término se utilizaba para declarar malhechor a una personalidad pública, ofreciendo un premio a quien lo capture vivo o muerto.
Por ejemplo: “El gobierno militar anunció la proscripción del distintivo rojo utilizado por los comunistas”, “La proscripción del fútbol fue una de las medidas más polémicas de los talibanes”, “Sufrí la proscripción y tuve que vivir dos décadas en el exilio”, “El peronismo se enfrentó a la proscripción”.
Se proscribe a quien es considerado como un enemigo público. Por supuesto, como la prescripción la dictan las autoridades de turno, siempre termina tratándose de un enemigo del gobierno. Cuando en Argentina se proscribió el peronismo, se prohibió la participación política de un movimiento que tenía millones de seguidores quienes, obviamente, no consideraban que fuera un peligro o un problema para el pueblo.
Además de esta proscripción, a lo largo de la Historia se han realizado otras igualmente importantes y significativas, que supusieron un cambio de aquella y que produjeron consecuencias de grave alcance.
Un claro ejemplo de ello es el que se llevó a cabo contra Guillermo de Orange. En concreto, el rey Felipe II fue el que, el 15 de marzo de 1881 con el respaldo e impulso de diversas autoridades como el cardenal Granvela, tomó la decisión de firmar un edicto de proscripción contra aquel.
En concreto, rubricó ese documento en el que dejaba constancia de que Guillermo había cometido traición, que era un hereje y que quien lo matase o lo entregara a las autoridades recibiría un total de 25.000 coronas. Y es que aquel era el líder de un partido antiespañol que se oponía abiertamente tanto a las cargas fiscales que el monarca estaba sometiendo a los ciudadanos de los Países Bajos como a las fuertes convicciones religiosas que pretendían imponerse.
De la misma manera, tampoco hay que pasar por alto otra proscripción significativa. Nos estamos refiriendo a la que tuvo lugar en relación con la Noche de San Bartolomé en París. Un hecho este, datado en el 23 de agosto de 1572, que supuso el asesinato por parte del pueblo de numerosos hugonotes, los protestantes afines al Calvinismo, como parte de las conocidas como guerras de religión.
Asimismo, también podemos resaltar la proscripción llevada a cabo por Fernando VII en España teniendo como objetivo los afrancesados y los liberales constitucionales, que tuvieron que emigrar del país.
Las proscripciones se remontan a la Antigua Grecia y al Imperio Romano. Este tipo de condena surgió como una especie de evolución o profundización del destierro. Con el correr de los años, la proscripción volvió a aparecer en el marco de revoluciones y gobiernos dictatoriales.
En una democracia, las proscripciones no pueden existir. Aquellos partidos políticos, movimientos sociales o personas que atentan con el orden público o afectan los bienes de la comunidad debe ser perseguidos con la ley y, llegado el caso, condenados a prisión o prohibidos por violar la legislación.