Definición de progresismo
El progresismo alude a las ideas progresistas: es decir, a aquellas que se consideran avanzadas (audaces, modernas, adelantadas). El término se vincula a los partidos políticos y a los movimientos que dicen defender este tipo de pensamientos y doctrinas.
Es importante tener en cuenta que el progresismo no es una ideología concreta, sino una tendencia. Como aquello que se considera “avanzado” es subjetivo, la propia noción de progresismo suele ser debatida. Incluso posturas contradictorias entre sí pueden formar parte de lo que se entiende como progresista.
A nivel general, el progresismo está asociado a políticas que apuntan a promover la redistribución de la riqueza. Además suele relacionarse el progresismo con la construcción de un Estado presente en la vida cotidiana de la sociedad, que ofrezca servicios públicos de calidad y garantice ciertos derechos a todos los ciudadanos.
Muchas veces se sostiene que el progresismo es lo contrario al conservadurismo. Por otra parte, es frecuente que se califique a partidos políticos de izquierda como progresistas, aunque también hay analistas para quienes el progresismo va más allá de una distinción entre derecha e izquierda.
Hoy en día, el progresismo abarca al laicismo, el feminismo, el activismo ecologista y el respeto de la diversidad sexual, por ejemplo. En cuanto a la economía, quienes se definen como progresistas pretenden que cada persona pueda desarrollarse según sus propias capacidades y esfuerzos, sin que las condiciones de nacimiento determinen cuál es su techo.
El Partido Progresista de España, el Partido Progresista de Chile y el Movimiento Progresista de México son tres sectores políticos que se identificaron con el progresismo. En Venezuela, por otro lado, es posible encontrar actualmente a la autodenominada Avanzada Progresista.
Recapitulando, podemos decir que podemos identificar el progresismo con una serie de doctrinas filosóficas, económicas, sociales y políticas que se caracterizan por estar a favor de los derechos igualitarios, la justicia y la libertad para todos sin excepción, siempre con el enfoque puesto en un progreso sin límites.
Es importante resaltar que no existe una sola forma de progresismo y que no todas están necesariamente asociadas a una posición política específica: por ejemplo, si bien suelen estar ligadas a la izquierda también hay casos de progresismos de derecha o de centro-izquierda. Sin embargo, el progresismo nunca deja de estar del lado contrario al conservadurismo.
Con respecto al origen del progresismo, tuvo lugar en 1789 junto con la Revolución Francesa, cuando el pueblo logró derrocar a la monarquía absolutista y elaboró la primera versión de los derechos humanos. Claro que el término en sí mismo no apareció de forma inmediata en aquella época; de todos modos, vivió un periodo de menor intensidad hasta que resurgió en el 1800 con la Revolución Liberal para proponer una serie de cambios culturales, sociales y económicos opuestos a la tendencia conservadora de volver al Antiguo Régimen.
La ausencia de una religión impuesta para la sociedad entera es otro de los objetivos que persigue el progresismo, para que las instituciones espirituales y la Iglesia se mantengan al margen de las cuestiones económicas y políticas. El concepto de democracia se aprecia en estos y otros puntos del progresismo, ya que se basan en la diversidad y la pluralidad, en un espacio donde todos tengamos los mismos derechos y podamos expresar nuestras ideas con libertad.
El progresismo plantea la necesidad de que los gobiernos le garanticen al pueblo una serie de condiciones económicas y sociales igualitarias para que, en el mejor de los casos teóricos, cada persona obtenga los resultados que se merece en base a su esfuerzo. También surge el concepto de reformismo, que se refiere a la necesidad de cambiar constantemente que el progresismo considera sana para cualquier sociedad para avanzar en todos sus aspectos.