Definición de prestigio

Prestigio, del latín praestigĭum, es el renombre, la reputación, el realce o el buen crédito de alguien o algo. En la antigüedad, sin embargo, el concepto tenía un significado negativo y peyorativo.

El prestigio, en otro contexto histórico, hacía alusión a la soberbia, la pomposidad y la afectación. Su raíz etimológica estaba vinculada al engaño y al truco. Un prestidigitador, en este sentido, es quien hace trucos y logra embaucar a la gente.

De ahí que prestigio sea considerado también un término que se utiliza, aunque cada vez menos, para hacer referencia a la fascinación que un número de magia o un truco llevado a cabo por un profesional de este tipo causa entre el público. Buena muestra de ello, es cuando los asistentes a un espectáculo de magia quedan con la boca abierta al descubrir que el mago o prestidigitador ha hecho desaparecer a una persona o ha conseguido escapar de una caja.

Con el tiempo, la noción de prestigio adquirió una connotación positiva. Hoy el concepto se usa para señalar a la alta estima. Tener prestigio o ser prestigioso es algo que toda persona o entidad pretende, ya que supone una buena consideración del resto de la sociedad.

Una persona tiene prestigio cuando se destaca en su ámbito profesional. El prestigio se construye a lo largo de los años, al dar muestras de honestidad y capacidad. Por ejemplo: “El tenista volvió a demostrar su prestigio al vencer al último campeón de Roland Garros en apenas una hora y media de juego”, “El prestigio de la banda está a salvo gracias a un nuevo disco de gran nivel”, “El escritor ha dilapidado su prestigio con sus últimos libros”.

Los eventos y las cosas también pueden tener prestigio: “Este festival de cine goza de un gran prestigio entre los cineastas y los actores del continente”, “El histórico modelo de Fiat disfruta de prestigio entre los amantes de los autos clásicos”.

Además de todo ello tendríamos que dejar patente que el término que nos ocupa también tiene una variante en el ámbito de la Lengua. Así es frecuente hablar de lo que se conoce como prestigio sociolingüístico, que viene a ser la aceptación y el respeto que tienen los hablantes de un dialecto sobre las variedades del mismo y de sus formas.

Del mismo modo tampoco hay que pasar por alto la existencia de lo que se conoce como prestigio encubierto. En el campo de la Lingüística se emplea este vocablo que viene a referirse a aquella consideración positiva que es llevada a cabo para marcar una diferenciación en materia de género, social o sexual, entre otros.

De esta manera, un claro ejemplo de este tipo de prestigio es el que basa en un lenguaje coloquial y soez para dejar patente la admiración o el valor de una persona o una cosa. Buena muestra de ello es que en España es habitual utilizar la expresión “¡qué cabrón!” para referirse a que alguien es muy bueno en un deporte, en un trabajo o personalmente.

Finalmente, podríamos establecer que la admiración, el respeto y la confianza se combinan para que alguien se convierta en prestigioso. De todas formas, la profesión o el oficio en cuestión también inciden en la concepción. Un plomero puede resultar confiable y una garantía de un trabajo bien hecho, pero difícilmente sea considerado prestigioso a nivel social.

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