Definición de presión sanguínea
El origen del término presión nos lleva al latín pressĭo. El concepto refiere a la acción y efecto de comprimir o apretar; la coacción o imposición que se aplica sobre una persona; o la magnitud física que indica la fuerza ejercida por un cuerpo sobre una superficie.
Sanguíneo, por otra parte, es lo perteneciente o relativo a la sangre (el líquido rojo que circula por las venas, las arterias y los capilares del ser humano y de los animales para distribuir oxígeno y nutrientes a las células).
Este vocablo, sanguíneo, podemos determinar que también procede del latín. Más concretamente emana de la palabra “sanguineus”, que puede traducirse como “de sangre”, y que se halla conformada por dos partes perfectamente delimitadas: “sanguis”, que es sinónimo de “sangre”, y el sufijo “-eo”, que viene a indicar pertenencia o relación.
La presión sanguínea, por lo tanto, es la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de los vasos. La noción está asociada a la presión arterial y la presión venosa y se considera como uno de los signos vitales más importantes.
La citada presión sanguínea se mide por milímetros de mercurio, es decir, por mmHg. En este sentido, además podemos determinar que los valores normales que se establece que tiene que poseer una persona adulta se encuentran entre los 80 y los 120 mmHg.
Además de ello tendríamos que establecer que la mencionada presión sanguínea depende, entre otros factores, de tres elementos esenciales: el llamado débito cardíaco, el nivel de elasticidad que pueda tener lo que es la pared vascular y el conocido como tono muscular, es decir, la tensión que tengan los vasos sanguíneos desde un punto de vista activo.
La presión arterial es la fuerza ejercida por la sangre cuando circula por las arterias. La expresión, sin embargo, suele utilizarse en referencia a la presión de la sangre en general. La presión arterial puede dividirse en presión arterial sistólica y presión arterial diastólica.
Es importante tener claro que es necesario tener bajo control la llamada presión arterial pues si se encuentra fuera de los límites establecidos como normales se pueden producir graves consecuencias para la persona en cuestión. En concreto, esta puede tener desde infartos hasta incluso accidentes de tipo cardiovascular.
De ahí que los profesionales de la rama médica, coincidan en subrayar que para tener la presión arterial adecuada sea necesario llevar a cabo una dieta sana y equilibrada, reducir el consumo de sal, disminuir la ingesta de embutidos y productos precocinados, realizar ejercicio periódicamente o beber diariamente más de un litro de agua.
La presión venosa, en cambio, señala la fuerza que ejerce la sangre al circular por las venas. Se conoce como presión venosa central a la presión de la sangre sobre la vena cava superior.
Es importante destacar que la presión sanguínea varía según la parte del cuerpo. En el interior de la aorta, que recibe la sangre bombeada de manera constante por el corazón, se registra una presión promedio de 100mm de Hg, mientras que al final de la vena cava disminuye hasta casi 0.