Definición de presidir
El término latino praesidere llegó al castellano como presidir, un verbo que refiere a la acción de ocupar el lugar más relevante o de mayor autoridad en una cierta entidad. El concepto también puede usarse en un sentido más amplio para nombrar a lo que está en un sitio predominante.
Por ejemplo: “El escritor catalán fue elegido para presidir el jurado del premio internacional de novela”, “Tras presidir la asamblea, el empresario subió a un avión y se marchó a París”, “El ex futbolista manifestó su intención de presidir el club, pero reconoció que necesita del apoyo de los socios para cumplir con su objetivo”.
La persona a cargo de presidir algún tipo de corporación recibe el nombre de presidente. Sus atribuciones y facultades dependerán de aquello que preside aunque, a nivel general, podría decirse que las decisiones más importantes quedan bajo su responsabilidad.
En algunos casos, presidir se vincula a organizar. Eso es lo que hace quien preside el jurado que debe elegir al ganador de un certamen. Es habitual que el presidente también tenga la obligación de definir, con su voto, en caso de que se produzca un empate.
Dentro del ámbito empresarial, las reuniones son uno de los elementos comunes a cualquier rubro, ya que sirven para cumplir con diversos objetivos esenciales para su funcionamiento, como ser: anunciar nuevos planes o cambios en la estructura, organizar el trabajo futuro y revisar el actual, conversar acerca de ciertos fallos y proponer soluciones, realizar tormentas de ideas y conocer las opiniones de los empleados acerca de un proyecto.
A pesar de ser tan importantes y frecuentes, las reuniones suelen ser percibidas como pérdidas de tiempo, como eventos sumamente aburridos que no aportan nada. La razón de dicha noción está vinculada, en gran parte, con la actitud de quien preside dichos encuentros. Entonces, ¿cómo presidir con éxito una reunión ejecutiva? Existen diversos consejos, que apuntan a cubrir cuatro puntos fundamentales:
* la planificación: antes de convocar una reunión es fundamental tener claros los puntos a cubrir y los objetivos de la misma. Además, siempre ayuda intentar predecir las diversas reacciones que éstos puedan causar en los participantes, y tener bajo la manga un plan para abordar cada una de ellas sin perder el control;
* la organización logística: el tiempo que dura una reunión no es tan importante como el cumplimiento del plazo estimado. A nadie le gusta que jueguen con su agenda, y por eso es necesario conocer este dato con la mayor precisión posible. La elección del sitio también hace la diferencia, aunque esto no siempre es posible en compañías pequeñas;
* el manejo: presidir la reunión implica mostrar una gran seguridad, aunque sin levantar un muro que asuste a los demás y les impida relajarse y participar. Se debe encontrar el equilibrio entre una actitud decidida, que permita cumplir con todos los objetivos preestablecidos, y la flexibilidad suficiente como para hacer que todos se sientan cómodos e indispensables;
* seguimiento: las reuniones no deben terminar cuando la gente se levanta y se retira de la sala. Por el contrario, presidir un encuentro de este tipo comienza antes y concluye después del evento en sí, ya que se complementa con sucesivas conversaciones en las cuales se refuerza lo hablado. Por ejemplo, puede ocurrir que alguno de los participantes no se haya sentido cómodo para compartir algo en público y por eso es importante acercarse a él tras el cierre.
Existen diversos mecanismos que pueden llevar a una persona a presidir una organización. El presidente de un país, en una democracia, accede a su cargo a través del voto de los ciudadanos. Cuando el sujeto llega a la presidencia mediante un golpe de Estado, se hablará de un presidente de facto. Al presidir el país de esta forma, su función no estará legitimada por la ley ni por la voluntad popular.