Definición de pórtico
El término latino portĭcus se convirtió, en nuestra lengua, en pórtico. Este concepto menciona el espacio levantado con columnas y techado que se encuentra en la entrada de ciertas construcciones.
Por ejemplo: “Mamá, hay un hombre esperándote en el pórtico”, “El pórtico se llenó de piedras tras la caída de granizo”, “Mis abuelos, en verano, se pasan todo el día sentados en el pórtico para disfrutar del aire libre”.
El pórtico suele constituirse como una galería que se extiende en la fachada del edificio. Cuando el pórtico se halla junto un templo romano o de la antigua Grecia, se lo denomina pronaos (cuyo origen etimológico deriva de un concepto griego que puede traducirse como “delante del templo”). Los pórticos también suelen nombrarse como atrios, pese a que este término refiere específicamente a un espacio que no está cubierto.
De acuerdo a la cantidad de columnas que disponga, el pórtico puede calificarse de diferentes formas: dístilo (con dos columnas en su fachada), tetrástilo (cuatro columnas), hexástilo (seis columnas), octástilo (ocho columnas), decástilo (diez columnas), dodecástilo (doce columnas), etc.
De esos tipos merece la pena dar a conocer una serie de datos curiosos:
-El pórtico tetrástilo se convirtió en el favorito de los griegos para lo que eran los edificios públicos, sin embargo los romanos lo usaron para, además, templos y santuarios de diversa índole.
-El hexástilo fue el pórtico identificativo del estilo dórico.
-Los mejores ejemplos de pórticos octásilos son el Partenón de Atenas y el romano Panteón de Agripa.
Es posible encontrar numerosos ejemplos de edificios históricos con pórticos. El Partenón de Atenas tiene un pórtico con ocho columnas en su fachada, por lo que se trata de un pórtico de tipo octástilo. El pórtico del Panteón de Roma también es un octástilo.
Especialmente hermoso y significativo es el llamado Pórtico de la Gloria que posee la Catedral de Santiago de Compostela, en España. De estilo románico es aquel, que fue encargado por el monarca Fernando II de León al maestro Mateo.
Entre 1168 y 1188 se acometió la creación de esa fascinante construcción, uno de los emblemas más admirados del templo, que se compone de tres partes claramente diferenciadas. Se trata de tres plantas:
-La tribuna, que viene a ser el mundo celestial. Más concretamente lo que hace es representar la elevación del ser humano al ámbito divino.
-El pórtico como tal, que es la entrada a la Catedral.
-La cripta, que viene a representar lo que es el mundo terrenal.
Además de todos los expuestos, no podemos pasar por alto otros pórticos igualmente relevantes y significativos como el de las Cariátides en el conocido Erecteion de la Acrópolis de Atenas, el de la Catedral de León en España o incluso el del palacio del Museo del Louvre, que es un bello ejemplo de lo que es el clasicismo francés.
El Templo de Venus y Roma, el Hefestión y hasta el Capitolio estadounidense son otras construcciones con un pórtico en su fachada, lo que demuestra la popularidad de este elemento arquitectónico a lo largo de la historia.