Definición de perseverancia
Del latín perseverantia, la perseverancia es la acción y efecto de perseverar. Este verbo hace referencia a mantenerse constante en un proyecto ya comenzado, una actitud o una opinión, aún cuando las circunstancias sean adversas o los objetivos no puedan ser cumplidos. Perseverar también es durar por largo tiempo.
Como es sabido, la perseverancia es la clave del éxito en la mayoría de los emprendimientos, y puede aplicarse a campos tan diversos como el trabajo físico, el estudio y las relaciones amorosas. En todos los casos, se debe tener un objetivo claro, una meta que justifique el esfuerzo y la dedicación en un período de tiempo generalmente extenso.
A lo largo del camino hacia el cumplimiento de dicho objetivo, la frustración es uno de los peores enemigos de todo emprendedor; para evitar autoconvencerse de que no vale la pena continuar luchando, es esencial estar preparado para los intentos fallidos, que son tan naturales como los triunfos.
La idea de perseverancia se asocia a mantener la constancia hasta alcanzar un objetivo.
El ejemplo del aprendizaje de un idioma
Justamente en saber aceptar los propios fracasos como parte integral de la vida y convertirlos en recursos reside el secreto de la victoria. Tomando como ejemplo el estudio de un idioma extranjero, se suele creer que quienes comienzan de pequeños aprenden mejor que los adultos, y que tienen un menor índice de deserción. La explicación más común para dicho fenómeno gira en torno a la edad, alegando que cuanto más joven es una persona, más predispuesta se encuentra a incorporar una nueva estructura lingüística.
Sin embargo, adoptando una visión más constructiva, podemos asumir que quienes se embarcan en un estudio en su madurez suelen cometen un error que los niños, no. Este elemento contraproducente es el miedo, y se origina en un constante análisis de las probabilidades de fracaso, de la falta de tiempo o de lucidez, en pensar si vale la pena invertir tiempo y dinero en una actividad que, quizás, sea demasiado para nosotros. Los niños, en cambio, suelen encarar el aprendizaje de una manera más pasiva; no necesitan buscar el conocimiento, ya que éste llega a ellos.
Para enfrentar y superar los obstáculos, la perseverancia resulta indispensable.
La perseverancia, un valor siempre importante
La perseverancia aparece en los peores momentos, justo cuando todo parece desmoronarse frente a nuestros ojos; su recompensa, por otro lado, es directamente proporcional a la angustia y la desolación que sentimos antes de adoptarla como actitud para nuestras batallas.
En las relaciones interpersonales, los roces y el desencantamiento son dos elementos inevitables; los años de convivencia sacan a la luz diversas características negativas de las personas que no se evidencian mientras existe una cierta distancia. Muchas veces, ante el descubrimiento de los defectos ajenos, el interés por formar parte de una pareja o de un grupo de amigos decrece; cuando llega este punto crucial de un lazo afectivo, se presentan tres caminos bien diferenciados: el corte de la relación; la negación del problema, que acarrea malestar y frustración; la perseverancia.
Dado que no existe relación posible entre dos personas en la cual no haya conflictos, tampoco existe relación que no requiera de la perseverancia para desarrollarse sanamente. Acercarnos a otros seres vivos y a nosotros mismos representa uno de los mayores desafíos de la humanidad, así como una de las experiencias más enriquecedoras que podemos vivir en esta Tierra y, como todas las grandes oportunidades, exige un gran esfuerzo de nuestra parte.
Buscar los mejores métodos
Es esencial tener claro que no se puede alcanzar el éxito si se transita indefinidamente un camino que nos haya conducido al fracaso. En otras palabras, perseverar no consiste en intentar lo mismo una y otra vez, sino en mejorar los métodos, en probar cosas diferentes, sin miedo a tener que comenzar nuevamente.
Por último, es de popular conocimiento la frase «persevera y triunfarás», supuestamente creada por el filósofo romano llamado Lucio Anneo Séneca, que nació en el año 4 a. C..