Definición de Perogrullo

El nombre de Perogrullo se asocia a una figura de la literatura oral y de la cultura popular, de origen incierto. Nunca pudo confirmarse si existió algún Perogrullo, Pedrogrullo o Pedro Grullo en la vida real, aunque sus supuestas frases quedaron en la historia bajo la denominación de perogrulladas.

En el siglo XIII se encuentran los primeros documentos en los que se hace referencia a un personaje que se llamaba Petro Grillo y que era real, ya que aparecía registrado como testigo en dos escrituras realizadas en la provincia española de Palencia. A partir de ahí, fue evolucionando la figura de ese hombre y en el siglo XV se hablaba de él muy habitualmente en Cantabria.

A tal punto llegó la realidad o la leyenda de esa figura humana que incluso se hacía protagonista en importantes obras de autores de siglos posteriores. Así, por ejemplo, conocemos que no sólo se habla de “profeta Perogrullo” en “Don Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes, sino también en “La pícara Justina”, de Francisco López de Úbeda.

Tan generalizado fue ese concepto de perogrullo como sinónimo de obviedad que incluso el escritor Francisco de Quevedo, en su libro “Los Sueños”, llevó a cabo la inclusión de una serie de perogrulladas. Entre estas se puede poner como ejemplo la que reza así: “las mujeres parirán si empreñan y parieren…”.

Existen teorías, además que dicen que Pero Grullo o Pedro Grillo también tiene su propia versión francesa. En este caso, está representado por un mariscal francés que luchó bajo las órdenes del rey François I y que se daba en llamar Jacques II de Chabannes. Este parece ser que, además de valiente y con arrojo, era muy admirado por sus soldados quienes decidieron honrarlo con un poema que era en sí mismo una ingenuidad.

Una perogrullada, también conocida como verdad de Perogrullo, es una expresión que, debido a que enuncia algo conocido por todos, resulta extremadamente simple o hasta innecesaria. Dada esta característica, calificar una opinión o un comentario de alguien como una verdad de Perogrullo tiene una connotación despectiva o burlona.

Si alguien, al ver llover de manera torrencial por una ventana, comenta que “Llueve, se va a mojar el suelo del jardín”, podría decirse que ha pronunciado una perogrullada. Un jardín es un espacio al aire libre, que carece de techo: por lo tanto, si llueve, es obvio que su suelo se mojará.

En sentido similar, un periodista puede afirmar respecto a un partido de baloncesto: “El equipo que anotó más puntos resultó ganador del encuentro”. Ese comentario también es una perogrullada, ya que la esencia de este deporte es obtener un triunfo al anotar más puntos que el conjunto rival. En cambio, si el periodista mencionaba que el equipo ganador “anotó más lanzamientos de tres puntos que su rival”, dicha frase no era una verdad de Perogrullo, ya que no indica una condición indispensable para hacerse con la victoria.

Otras expresiones similares a las verdades de Perogrullo son las frases hechas (estructuras gramaticales ya conocidas por todos que se repiten según la ocasión) y los lugares comunes (expresiones que apelan a algo repetido hasta la cansancio para describir una situación).

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