Definición de parlante
La primera acepción de parlante que menciona la Real Academia Española (RAE) en su diccionario alude a aquel o aquello que parla: es decir, que habla o que emite sonidos. Es habitual que la noción se una a otros términos para formar adjetivos como hispanoparlante (quien tiene como lengua materna al español), francoparlante (el individuo que habla francés), etc.
En varios países americanos, parlante es un sustantivo que refiere al dispositivo electroacústico capaz de convertir la corriente eléctrica en sonido. Parlante, en este marco, es sinónimo de altavoz o de altoparlante.
Los parlantes, por lo tanto, son aparatos que se emplean para reproducir sonido. En una primera etapa, transforman las ondas eléctricas en energía mecánica; luego, dicha energía mecánica se convierte en ondas acústicas.
Es importante recordar que las ondas sonoras son perturbaciones de la presión del aire que, en el oído, se vuelven ondas mecánicas que el cerebro procesa. Con un micrófono, el sonido puede ser convertido en señales eléctricas que se transmiten a través de ondas de radio o mediante cables.
Un parlante magnético recurre a una corriente eléctrica que lleva el sonido codificado o modulado por un micrófono. Dicha corriente alimenta un electroimán y crea un campo magnético, produciendo una fuerza. Como el electroimán está unido a una membrana, la fuerza mueve a ambos componentes y la membrana genera las fluctuaciones en el aire que percibimos como sonidos.
Simplificando, podemos decir que un micrófono convierte el sonido en una señal eléctrica y que el parlante se encarga de decodificar esa señal eléctrica para emitir sonido.
La música y el cine ocupan un lugar muy importante en nuestras culturas, y por consiguiente no es raro el interés por las tecnologías de los televisores, los equipos de música y los parlantes. Para disfrutar de una buena película o de nuestras canciones favoritas, tener aparatos de buena calidad marca una diferencia innegable. Sin embargo, como ocurre con cualquier producto comercial, el precio puede convertirse en un obstáculo para los bolsillos más ajustados.
Escoger un buen juego de parlantes no es fácil, ya que en la decisión deben conjugarse ciertas variables técnicas con algunas que son subjetivas: la calidad de las piezas, las tecnologías usadas para la reproducción del sonido y la cantidad de parlantes son cuestiones prácticamente incuestionables; pero la calidez del sonido y el predominio de graves o agudos puede repercutir de maneras diferentes en cada individuo, dadas las características específicas de su audición, por lo cual no basta con estudiarlas en papel sino que deben ser experimentadas para saber si el dispositivo es adecuado para uno.
En las últimas décadas, la cantidad de parlantes por juego no ha aumentado a límites altísimos, pero sí considerables: desde las radios y los televisores monoaurales (con un solo parlante) hasta los sistemas Atmos de varios cientos de parlantes, sin duda no es tan fácil entender un catálogo hoy en día como en los años 80. Pero lo más importante es entender que no todas las tecnologías son necesarias para todos los consumidores, y que, por lo tanto, no poder comprar un producto no siempre acarrea una desventaja.
La tecnología Atmos permite reproducir sonidos a diferentes altitudes alrededor del usuario, proporcionándole información sonora más precisa en cuanto a la posición de los objetos en pantalla. Por ejemplo, vuelve más fácil entender que un pájaro se encuentra cantando en la copa de un árbol y que el río fluye a nuestros pies. Los sistemas más accesibles económicamente cuentan con cinco parlantes al nivel del asiento y otros cuatro que se colocan cerca del cielo raso o incluso colgados de él. Hay más opciones, cada vez más caras, hasta llegar a los 400 o más que puede tener una sala de cine.