Definición de parenteral
El adjetivo parenteral proviene de la lengua griega: para- y énteron (que se traduce como “intestino”). El término se emplea en el terreno de la medicina para aludir a aquello que se introduce en el cuerpo por una vía diferente de la digestiva.
La vía intramuscular, la vía subcutánea, la vía intraarterial y la vía intravenosa, por lo tanto, son parenterales. Estos mecanismos permiten el suministro de fármacos sin que éstos sean ingeridos por el paciente.
Es importante mencionar que hay otras vías de administración de fármacos que no son digestivas pero que tampoco se consideran parenterales, como la vía tópica o la vía respiratoria. Por eso, en la práctica, se llama vía parenteral a la que implica el uso de una aguja para romper la barrera y permitir el ingreso del fármaco a la circulación sistémica.
La vía parenteral acarrea ventajas y desventajas. Por lo general, el fármaco llega directamente a la circulación, ahorrando tiempo y alcanzando una gran eficacia. Por otra parte, este método de administración sirve para medicar a personas que están inconscientes o que, por otro motivo, no pueden usar la vía oral.
Como aspectos negativos, puede mencionarse que la vía parenteral suele requerir de un especialista cualificado para su aplicación, además de la necesidad de instrumental esterilizado. La vía parenteral también incrementa el riesgo de infecciones locales y, si genera una reacción adversa, su intensidad es mayor en comparación a otras metodologías.
Es importante tener en cuenta que la apelación a la vía parenteral debe ser decidida por un profesional de la salud. Solo un experto puede analizar los riesgos y los beneficios y decidir según cada cuadro en particular.
En el marco de la salud, un gran número de pacientes hospitalarios requiere la aplicación de un soporte nutricional porque no son capaces de satisfacer sus necesidades por la vía oral, ya sea por un periodo de tiempo limitado o bien por una condición permanente. En este caso de se puede hablar del concepto de nutrición parenteral estandarizada, el cual se opone a la nutrición enteral.
Para aquellos pacientes que cuenten con un tracto gastrointestinal absolutamente funcional, se prefiere la nutrición enteral, ya que acarrea ciertos beneficios para los centros hospitalarios, como ser que el tiempo de permanencia se reduce y el riesgo de complicaciones por infección es mucho menor.
Sin embargo, cuando existen alteraciones físicas en el tracto gastrointestinal u otros problemas que generen en el paciente una intolerancia a dicha vía de acceso, se vuelve necesaria la nutrición parenteral. A continuación veremos en detalla las condiciones que deben cumplirse para tomar esta decisión, de acuerdo con lo establecido por la Sociedad Americana de Nutrición Parenteral y Enteral (ASPEN):
* el paciente posee una nutrición correcta, pero no ha podido satisfacer el 50% de sus necesidades nutrimentales en la última semana por medio de la vía oral o enteral;
* el paciente tiene un riesgo nutricional y lleva entre tres y cinco días sin cubrir sus requisitos nutrimentales;
* el paciente sufre desnutrición. En este caso se debe aplicar la nutrición parenteral de forma inmediata si las otras vías están contraindicadas o si no pueden cubrir sus demandas de energía.
La Sociedad Europea de Nutrición Parenteral y Enteral (ESPEN), por su parte, aconseja recurrir a la nutrición parenteral para tratar a aquellos pacientes cuya situación sea crítica y para quienes se crea que la nutrición enteral no se podrá iniciar hasta pasados los primeros tres días en la clínica.
La nutrición parenteral existe en varias modalidades. La individualizada, por ejemplo, consiste en aportar los macronutrimentos (hidratos de carbono, lípidos y proteínas) y micronutrimentos (minerales, vitaminas, elementos traza y electrolitos) que el organismo necesita para satisfacer las demandas de energía y nutrientes en una única mezcla.