Definición de ovíparo
El concepto de ovíparo tiene su origen en el latín ovipărus y se utiliza para hacer referencia al grupo de animales que pone huevos en los cuales la segmentación no ha comenzado o todavía no ha alcanzado un desarrollo importante. Las aves, los insectos y los moluscos son parte del conjunto de los ovíparos.
No obstante, tampoco hay que olvidar que existen dos mamíferos que también están considerados ovíparos. Este sería el caso de los equidnas, que tienen apariencia de erizos y que sólo pueden encontrarse en Australia y Nueva Guinea, y de los ornitorrincos. Estos últimos se identifican por ser unos mamíferos de tipo subacuático, que se encuentran en Australia y Tasmania, con unas cualidades físicas muy singulares: patas de nutria, hocico similar al del pico de los patos y cola idéntica a la del castor.
Esta modalidad de reproducción consiste en depositar los huevos en un medio externo, donde tendrá lugar el desarrollo que culminará con la eclosión (es decir, la ruptura del cascarón y la salida de la cría hacia el exterior).
Cabe resaltar que se conoce como huevo a la estructura redondeada producida por las hembras para contener y proteger al embrión. Los huevos se conforman de un cascarón que actúa como cubierta, cuya dureza y flexibilidad es variable. En la actualidad, el avestruz es el animal que pone los huevos más grandes: según los expertos en zoología, pueden llegar a pesar 1,5 kilogramos. De todos modos, no hay que pasar por alto el hecho de que, en otros tiempos, eran los dinosaurios los que depositaban los huevos de mayor tamaño respecto al resto de las especies. Al otro extremo, el zunzuncito es el ave que produce los huevos más diminutos, con un peso de apenas medio gramo.
Otro dato a tener en cuenta es que la reproducción ovípara puede realizarse de dos maneras. Algunos animales, por ejemplo, producen huevos secos que son depositados en algún sitio a la intemperie tras haberse completado el proceso de fecundación interna. Otros animales, en cambio, depositan en el agua los huevos que aún no han sido fecundados. En este caso, la fecundación se produce de forma externa ya que se concreta una vez que el macho expulsa el esperma entre los huevos mientras éstos son depositados por la hembra.
En esta materia de reproducción que estamos abordando es importante recalcar el hecho de que no existe un patrón establecido en lo que respecta a la producción de huevos. Y es que cada una de las especies animales de tipo ovíparo existentes en nuestro mundo cuenta con unas líneas diferentes en este sentido que lógicamente se ven influenciadas por las temporadas.
Entre los ejemplos más relevantes podemos establecer que, mientras que las aves tienen la capacidad para en una temporada poner entorno a dos docenas de huevos, las tortugas de tipo marino pueden llegar a alcanzar la friolera de casi 200 huevos.
Un animal ovovivíparo es aquel que mantiene los huevos dentro de la hembra hasta el momento de la eclosión, que puede producirse de manera inmediata tras la puesta o justo antes del nacimiento.
Es importante también dejar patente que es muy habitual que cuando hablamos de los animales ovíparos siempre nos venga a la mente su “contrario”, los llamados vivíparos. Estos se identifican porque son aquellos que nacen a partir de un feto que crece en el interior de la hembra. Es decir, esta, tras ser fecundada, cría a un embrión en su vientre que va creciendo y madurando hasta el momento de que se produzca el parto.