Definición de osteopenia
Antes de entrar de lleno en el significado del término osteopenia, vamos a proceder a conocer su origen etimológico. En este caso, hay que indicar que se trata de un neologismo al que se le dio forma en el siglo XIX y que se formó a partir de la suma de varios componentes léxicos del griego:
-El sustantivo “osteo”, que puede traducirse como “hueso”.
-La palabra “penía”, que es sinónimo de “pobreza”, “carencia” o “escasez”.
Se denomina osteopenia a la disminución de la masa ósea. Se trata de una afección caracterizada por la pérdida de la densidad mineral de los huesos.
Es importante tener en cuenta que los huesos atraviesan un proceso de renovación de manera constante. Regularmente, el organismo va descomponiendo partes de las piezas óseas y reemplazándolas por nuevas. En la juventud, la creación de hueso nuevo es más rápida que la descomposición del viejo, lo cual lleva a un incremento de la masa ósea.
Sin embargo, a partir de los 35 años de edad, esa tendencia se revierte. De este modo, la pérdida de masa ósea se vuelve más rápida que su generación. Cuando la densidad ósea del individuo se encuentra por debajo del nivel considerado normal, se habla de osteopenia.
Muchas veces la osteopenia es el paso previo a la osteoporosis. En este caso, el organismo ya no consigue desarrollar hueso nuevo al ritmo de la descomposición del hueso viejo, derivando en la descalcificación de las piezas y la aparición de poros. Si bien la osteopenia incrementa el riesgo de una fractura ósea, la probabilidad de que el hueso se quiebre es aún mayor con la osteoporosis.
Es importante conocer, además de lo dispuesto, que hay otras causas que pueden llevar a una persona a sufrir osteopenia. Nos estamos refiriendo, por ejemplo, al hipertiroidismo, a la carencia de calcio, a distintas causas genéticas, a la diabetes tipo 1, a la enfermedad celiaca, al alcoholismo, al tabaquismo o a la enfermedad de Crohn.
Eso sin pasar por alto que entre dichas causas también están trastornos de la alimentación como puede ser la anorexia nerviosa, la premenopausia, la carencia de vitamina D o la artritis reumatoide.
Para diagnosticar la osteopenia y la osteoporosis se recurre a un análisis denominado densitometría ósea, que revela la densidad ósea. Para esto se realiza una medición de la cantidad de gramos de ciertos minerales en una parte del hueso: a mayor contenido mineral, mayor densidad ósea.
Al realizar esa mencionada prueba médica, los resultados dictaminarán si la persona en cuestión sufre de osteopenia o no. Así, se determinará que la tiene quien cuente con un puntaje que esté entre -1 y -2,5. De la misma manera, si ese resultado es de -2,5 o está por debajo de ese se determinará que tiene osteoporosis. Es más, si cuenta con ese último resultado y, además, ha tenido distintas fracturas a lo largo de toda su vida, se determinará que sufre una osteoporosis severa.
La osteopenia, aunque resulta normal en el marco del proceso de envejecimiento, puede prevenirse y tratarse a través de fármacos que lentifican la descomposición ósea. Los médicos además suelen recomendar el consumo de alimentos con vitamina D y calcio y el desarrollo habitual de actividad física.