Definición de ortomolecular
Lo primero que vamos a determinar es que la palabra ortomolecular es el resultado de la suma de componentes léxicos de distintas lenguas. En concreto, de los siguientes:
-Orto deriva del griego “orthos”, que puede traducirse como “derecho”, “recto” o “correcto”.
-Molecular, por su parte, emana del latín. En concreto, procede de la palabra “molecularis”, que puede traducirse como “relativo a la unidad mínima de una sustancia” y que es fruto de la unión de estos elementos: el sustantivo “moles”, que significa “masa”; el sufijo “-culum”, que se usa para indicar un diminutivo, y el sufijo “-ar”, que se emplea como sinónimo de “relativo a”.
La noción de ortomolecular refiere al mantenimiento de la salud a través del suministro de una cantidad precisa de moléculas. Se busca, de este modo, que el organismo esté saludable gracias a la incorporación de suplementos nutricionales.
Los orígenes de la medicina ortomolecular se remontan a comienzos del siglo XX, cuando se postuló como hipótesis que las vitaminas podrían permitir la curación de enfermedades. De este modo, empezaron a popularizarse los suplementos vitamínicos.
Fue Linus Pauling quien, a fines de la década de 1960, acuñó el concepto de medicina ortomolecular. Este científico estadounidense, que obtuvo el premio Nobel de Química y el de la Paz, hizo referencia a esta clase de medicina como un modo de preservación de la salud y de lucha contra las enfermedades que apela a la administración adecuada de las moléculas que requiere el organismo.
Lo que hace la terapia ortomolecular, por lo tanto, es equilibrar el nivel de moléculas de la persona. Para cumplir con este objetivo, quita aquello que sobra y suministra los elementos que faltan, posibilitando el funcionamiento orgánico óptimo.
El primer paso de una terapia ortomolecular consiste en la evaluación de los metales, los nutrientes y los minerales que hay en el organismo, para lo cual se analizan muestras de sangre, orina y cabello. Tras esta etapa, el paciente es sometido a un proceso de desintoxicación y luego se le suministran las vitaminas, los aminoácidos, las enzimas, los ácidos grasos esenciales y los minerales que necesita vía un tratamiento endovenoso y otros métodos.
En concreto, en cualquier dieta ortomolecular, además de que la persona ingiera suplementos nutricionales, tendrá que apostar por el consumo de proteínas, grasas insaturadas, mucha agua e incluso carbohidratos de tipo complejo. Por el contrario, tendrá que dejar de lado lo que son los azúcares o los lácteos, por ejemplo, así como alimentos con grasas que no resultan beneficiosas para el organismo.
Quienes ponen en práctica o defienden la llamada medicina ortomolecular vienen a establecer que la misma es realmente útil para tratar determinadas enfermedades. Nos estamos refiriendo a la fibromialgia, la diabetes, el Parkinson, el Alzheimer o el hipotiroidismo.
De la misma manera, llegan a indicar que también es realmente apropiada para tratar la depresión, la psoriasis, el síndrome del colon irritable, las migrañas, la esclerosis múltiple, la artritis e incluso la artrosis.
Es importante tener en cuenta que, según advierten numerosos médicos, los efectos de la terapia ortomolecular no han sido demostrados fehacientemente con investigaciones científicas serias. Por otra parte, la incorporación de una gran cantidad de minerales y vitaminas puede resultar perjudicial.