Definición de obstetricia
Del latín obstetricĭa, la obstetricia es la rama de la medicina que cuida la gestación, el parto y el puerperio (el período que abarca desde el parto hasta que la mujer vuelve al estado que tenía antes de la gestación).
Los obstetras se encargan no sólo del estado físico de la madre y de su bebé, sino que también cuidan los factores psicológicos y sociales vinculados a la maternidad.
Los controles prenatales realizados por la obstetricia permiten cuidar la salud de la mujer y de su hijo para que el parto se realice con normalidad. A lo largo de la atención prenatal, es usual que el obstetra instruya a la madre (en especial cuando es primeriza) sobre la procreación responsable y la planificación familiar.
En ciertos casos, el obstetra puede ordenar la inducción del parto si advierte riesgos de mantenerse el embarazo. Por lo general, la inducción puede realizarse en cualquier momento a partir de las 24 semanas de gestación, aunque el hecho de dar a luz a un bebé prematuro también implica riesgos para su salud.
En cuanto al parto en sí mismo, éste puede realizarse por vía vaginal (lo que constituye el parto natural) o mediante cesárea (una incisión quirúrgica en el abdomen y útero para extraer el feto). El obstetra trabajará, en ambos casos, junto al ginecólogo.
Cabe destacar que, en algunos países, la obstetricia es conocida como matronería. El especialista en esta ciencia de salud, por lo tanto, también puede recibir el nombre de matrón o matrona.
Dicho todo esto, queda claro que la obstetricia tiene una gran importancia en la sociedad moderna, tanto para las mujeres embarazadas como para cada niño que viene a este mundo en un hospital, ya que se trata del área profesional que tiene a su cargo la salud de las futuras madres a lo largo de su todo el proceso, desde la preconcepción hasta la posconcepción, incluyendo el cuidado de los recién nacidos.
Es precisamente por esta importancia que la ciencia ha dedicado tantos recursos a lo largo de la historia para realizar avances en este campo. Antes de continuar es necesario aclarar ligeramente que existe una diferencia entre la obstetricia y la ginecología: esta última es una subespecialidad que se encarga de las enfermedades del útero, la vagina y los ovarios. Los expertos aseguran que es correcto afirmar que todo obstetra es a su vez ginecólogo, pero que lo mismo no ocurre al revés.
En la época prehistórica, la mujer no contaba con todo el apoyo que en la actualidad le brinda la obstetricia ni los demás especialistas, sino que debía afrontar todo el embarazo e incluso el parto por su cuenta. De hecho, se cree que cuando llegaba el momento de dar a luz se acercaba al agua para poder lavarse y lavar a su bebé. Con respecto al dolor, debía soportarlo en silencio para no alertar a los depredadores. Su posición tampoco se parecía a la actual, sino que se ponía en cuclillas.
En el papiro Ebers, uno de los documentos de carácter científico más antiguos de los que conserva la medicina, se puede leer que los partos del antiguo Egipto los dirigían grupos de mujeres que ya hubieran dado a luz para, quienes ofrecían sus consejos a las nuevas madres y también les recetaban medicamentos para tratar diferentes trastornos en el útero y la vagina.
En la antigua Grecia, por otro lado, también eran mujeres quienes atendían a las parturientas aunque con una autoridad que las acercaba más a la obstetricia actual. La primera escuela de obstetricia surgió recién en el siglo XVI, en Francia; por aquel entonces, los hombres ya habían conseguido la exclusividad en el campo de la cirugía.