Definición de nefelibata
Nefelibata es un adjetivo –usado también como sustantivo– que alude a un individuo soñador o fantasioso.
La etimología nos lleva a la lengua griega, más precisamente a los vocablos nephélē (que puede traducirse como “nube”) y bátēs (vinculado a aquel “que anda”). La persona nefelibata, por lo tanto, es aquella que “anda en las nubes”.
Alguien nefelibata «anda en las nubes».
La terminación correcta
Es importante tener en cuenta que, de acuerdo a la RAE, nefelibata tiene una única terminación. El concepto se utiliza para acompañar sustantivos femeninos o masculinos de manera indistinta. Por eso debe hablarse de “los nefelibatas” o “el nefelibata”, y no cambiar la letra A por una O al hacer referencia a individuos del sexo masculino.
Más allá de esta aclaración, es habitual encontrar la versión masculina nefelibato. Aunque el uso de esta noción no es muy frecuente, puede verse en artículos de periódicos y revistas de diversos países.
La idea de nefelibata en obras de Rubén Darío
Muchas personas descubrieron la palabra nefelibata en “Epístola”, un poema que el escritor nicaragüense Rubén Darío dedicó a la esposa de Leopoldo Lugones. En uno de los versos, Rubén Darío indica: “Que ando, nefelibata, por las nubes”. Como se puede advertir, el poeta expresa que anda “nefelibata” (y no “nefelibato”) para referirse a su distancia respecto a los acontecimientos mundanos o cotidianos.
Rubén Darío también empleó nefelibata en el poema “¡Eheu!”, del libro “El canto errante”. Allí escribe: “Nefelibata contento / creo interpretar…”.
A aquel que es soñador se lo puede calificar como nefelibata.
El concepto, la RAE y la etimología
A raíz del trabajo de Rubén Darío y su inclusión de este término en sus poemas, por lo tanto, muchos llegaron a conocerlo y concluyeron que él lo había acuñado. El diccionario de la Real Academia Española recién lo agregó en el año 1984. Continuando con la etimología, resulta interesante mencionar otras tres palabras que recibimos del griego nephele:
* nefelión: una pequeña mancha que se encuentra en la córnea de nuestro aparato ocular. En este caso, -ion es un sufijo que actúa como diminutivo;
* nefelemancia: se trata de la adivinación tomando como punto de referencia la observación de las nubes e intentado interpretar las formas que en ellas se dibujan. Aquí también podemos apreciar el sufijo -mancia, que aporta la connotación de adivinación tal y como en velomancia o cartomancia;
* nefelóide: un objeto cuya forma se asemeja a la de una nube. El sufijo -oide sirve para decir que el término «se parece a» su primer componente, como ocurre con humanoide.
Características del individuo nefelibata
Alguien nefelibata, en definitiva, tiene su mente enfocada en algo abstracto o en cuestiones alejadas de la realidad: no está prestando atención directa a su entorno inmediato.
Es importante señalar que la persona nefelibata tiene esta cualidad de soñadora durante toda su vida, o sea que no se trata de un estado. Las experiencias y el paso del tiempo nos afectan, nos obligan a cambiar hasta cierto punto, pero no es normal que una persona extremadamente práctica se convierta en alguien que ignora la realidad ni viceversa.
Una actitud que puede generar críticas
Por lo general, a la gente con este tipo de personalidad se la admira por su capacidad de ser feliz a pesar de los problemas, pero también se la critica negativamente si esta actitud la conduce a pasar por alto sus obligaciones más importantes. No es lo mismo ponerle una sonrisa a cada obstáculo para impedir que nos derrumbe que desatender a nuestros hijos por negarnos a sentar cabeza en la vida.
Ser un o una nefelibata, por lo tanto, no es inherentemente bueno o malo: debemos observar en cada caso las consecuencias de esta personalidad y emitir un juicio con respecto a las acciones (o la falta de acciones) que deriven en un resultado. Del mismo modo no podemos decir que la personalidad seria sea buena o mala, ya que en algunas circunstancias acarrea resultados beneficioso pero en otras puede ser negativa.